Una eventual independencia de Escocia, siempre que prospere un segundo referéndum sobre la escisión del Reino Unido como pretenden los nacionalistas escoceses, situaría a la región ante un gran desafío económico, según los expertos y analistas.
La hipótesis de otro plebiscito centra buena parte de la actual campaña para los comicios al Parlamento de Edimburgo (regional) que se celebran este jueves en Escocia, donde el Partido Nacionalista Escocés (SNP), liderado por la ministra principal, Nicola Sturgeon, se perfila como favorito para hacerse con la mayoría en Holyrood (legislativo).
En los debates televisivos y en la calle, Sturgeon promete a los votantes que buscará una segunda consulta, para lo que necesitará antes el visto bueno del Gobierno y el Parlamento británicos a fin de poder sacar adelante este nuevo referéndum.
En el plebiscito celebrado en setiembre del 2014, el 55.3% votó a favor del No frente al 44.7% del Sí a la escisión.
Sturgeon considera vital la separación después que Escocia saliera de la Unión Europea (UE) junto con el resto del Reino Unido -a raíz del referéndum del 2016- en contra de la voluntad mayoritaria de los escoceses.
Escenario económico distinto
Sin embargo, el escenario económico del 2014 es bien distinto al actual en Escocia a causa de la pandemia y el Brexit.
Escocia ha visto incrementado su déficit y los analistas anticipan un deterioro de la posición económica de la región por el alza del gasto público frente a una menor recaudación fiscal.
Según el Instituto de Estudios Fiscales (IFS), el déficit fiscal escocés puede situarse en el 22% de su Producto Bruto Interno (PBI) en el periodo 2020-2021, frente al 8.6% en el periodo anterior.
Los expertos achacan esta situación no solo a la pandemia, sino a una caída de los ingresos petroleros del mar del Norte, después del desplome el año pasado de los precios del crudo.
A pesar del pesimismo de los analistas, el SNP defiende que el déficit de Escocia pone de manifiesto las restricciones que afronta esta región por estar dentro del Reino Unido.
“Cada país del mundo está lidiando con presiones financieras excepcionales mientras nos recuperamos de la pandemia. El asunto central para Escocia es que tenga todos los poderes que necesita para gestionar su propia recuperación”, dijo un portavoz del SNP.
Incremento de costes comerciales
El profesor Thomas Sampson, de la London School of Economics (LSE), dijo que la independencia “puede causar varios desafíos económicos para Escocia”, como un incremento de los costes comerciales con el resto del Reino Unido.
“Después de la (hipotética) independencia, Escocia necesitaría atender su déficit, ya sea a través de préstamos en los mercados financieros, una reducción del gasto o incrementos fiscales”, añadió Sampson.
A esto se añade “el declive con el tiempo” de los ingresos del crudo del mar del Norte mientras el Reino Unido transita hacia un futuro de baja emisión de carbono, según el analista.
Para bajar el déficit al 3% del PBI, como exigía la Unión Europea (UE), Escocia necesitaría incrementar los impuestos y reducir el gasto público, lo que equivaldría a recaudar 1,765 libras (2,026 euros) anuales más por persona, según cálculos de los analistas.
Por su lado, Tim Bale, profesor de Política de la Universidad Queen Mary de Londres, señaló que Escocia “no estaría en una gran posición fuera del Reino Unido”, debido a que perdería ingresos procedentes del Tesoro británico (central).
“Escocia afrontaría entonces un déficit. Que decida subir los impuestos para cubrirlo es otra cuestión, dado que ello puede deprimir la actividad económica”, añadió.
“También podría cobrarle mucho a Londres por el arriendo de las bases de submarinos, necesarias para albergar la disuasión nuclear del Reino Unido”, opinó este experto.
Caída de las reservas de petróleo
Si bien Bale vislumbra la paulatina desaparición del crudo, subraya que Escocia dispone de “enormes” capacidades de generación de energía eólica de cara al futuro, especialmente en momentos en que el mundo está comprometido a reducir las emisiones de carbono.
El analista Gianfranco Ottaviano, de la London School of Economics, dijo que la independencia de Escocia generaría, como el Brexit, “ganadores y perdedores, algunos escoceses estarán mejor y otros no. Es poco probable que los beneficios económicos superen a las pérdidas económicas en un futuro inmediato”.
“No obstante, el Brexit ha demostrado que la gente está dispuesta a aceptar pérdidas económicas si la soberanía nacional y la identidad están en juego. El Brexit ha mostrado que la independencia escocesa no sería imposible a pesar de los desafíos económicos”, agregó.