La Unión Europea está bajo una creciente presión para frenar su impulso hacia un importante acuerdo de inversión con China, a medida que aumenta la oposición a cualquier acuerdo con Pekín que no aborde del tema del trabajo forzoso.
Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, presionó con un tuit publicado el lunes a última hora haciendo referencia a una historia sobre el acuerdo propuesto entre la UE y China. Instó a “una consulta temprana con nuestros socios europeos sobre nuestras preocupaciones comunes sobre las prácticas económicas de China”.
La UE quiere suscribir el Acuerdo Integral de Inversión (CAI, por sus siglas en inglés) para abrir el mercado de China y eliminar las prácticas discriminatorias, pero los críticos dicen que a su vez recompensaría a Pekín con acceso preferencial a los mercados europeos a pesar de las medidas que ha tomado para aplastar la disidencia en lugares como Hong Kong y Xinjiang. Un acuerdo sería una “victoria simbólica” para China y podría dificultar el forjamiento de la unidad transatlántica en China, según Mikko Huotari, director del Instituto Mercator de estudios de China en Berlín.
Ambas partes han establecido una fecha límite a fin de año, pero las negociaciones aún podrían tropezar si Pekín se niega a ceder ante demandas clave sobre el trato que da a sus trabajadores. El Parlamento Europeo aprobó una resolución el 17 de diciembre que condenó el uso de trabajo forzoso por parte de China en Xinjiang y solicitó que el acuerdo de inversión incluya compromisos para respetar las convenciones internacionales que prohíben tales prácticas.
‘Totalmente sin fundamento’
“No existe el llamado trabajo forzoso en Xinjiang”, dijo el martes el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, en una conferencia de prensa habitual en Pekín. “La acusación es totalmente infundada. Mancha y difama a la región de Xinjiang y a China”. Wang no dijo qué concesiones estaría dispuesta a hacer China en materia laboral.
Varios legisladores europeos y analistas de China han expresado su preocupación por el hecho de que la UE y especialmente Alemania, en su calidad de titular de la presidencia rotativa del bloque y como la nación de la UE con los lazos comerciales más profundos con China, puedan no estar preparados para dejar de lado los problemas laborales en su prisa por lograr un acuerdo antes de que termine el año. Instan a esperar hasta que se puedan mantener conversaciones con el Gobierno de Biden sobre un enfoque común hacia China. El Parlamento Europeo tendrá voz en la aprobación de cualquier acuerdo entre la UE y China.
Sin sorpresas
El ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, discutió las negociaciones para un acuerdo durante un almuerzo de trabajo el lunes con los embajadores de los países de la UE, así como con Nicolas Chapuis, jefe de la delegación de la UE en Pekín. En un comunicado, la UE señaló el progreso de las conversaciones en curso y dijo que ambas partes están en “contacto continuo para abordar temas pendientes”.
Activistas de derechos humanos dicen que los llamados centros de reeducación y los programas de capacitación vocacional en la región principalmente musulmana de Xinjiang son campos de detención de facto, mientras que un informe reciente del destacado investigador Adrian Zenz afirmó que se utiliza mano de obra esclava para recoger algodón en la región. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China ha negado repetidamente tales afirmaciones.
Entre los elementos clave que Bruselas había estado pidiendo a China estaba la ratificación de los convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo, incluida la capacidad de los trabajadores chinos de formar sindicatos independientes.