Rusia ha amenazado con ampliar sus lazos militares con los aliados Venezuela y Cuba en medio de tensiones con Washington sobre Ucrania, pero incluso si hablar sobre un despliegue de tropas allí es prácticamente una fanfarronada, el crecimiento estratégico de Rusia en Latinoamérica es real, generando amenazas de seguridad nacional en el que generaciones de legisladores estadounidenses se han referido como el “patio trasero” de Estados Unidos.
Se trató de una jugada ofensiva clásica de Rusia que hizo recordar el uso de prácticas poco ortodoxas de la Guerra Fría.
Poco después de entrar en servicio en el 2019, el buque de guerra más avanzado de Rusia realizó una gira de buena por el Caribe, armado con misiles crucero, sistemas de defensa aérea y otro armamento, pero cuando el barco Almirante Gorshkov llegó al puerto de La Habana, era seguido de cerca por un remolcador ruso de rescate. Fue una señal para muchos de que Moscú dudaba de la fiabilidad del barco y que la visita no era más que un pobre intento de proyectar poder.
Rusia de nuevo está haciendo alardes en medio de crecientes tensiones sobre Ucrania al insinuar que la negativa de Estados Unidos de cumplir sus demandas podría incitar una cooperación militar más estrecha con aliados en América Latina.
En los últimos días, varios altos funcionarios rusos han advertido que Moscú podría desplegar tropas o recursos militares en Cuba y Venezuela si Estados Unidos y la OTAN insisten en inmiscuirse en los límites de Rusia.
El asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, desestimó rápidamente las amenazas rusas de ojo por ojo. Después de su aumento considerable de soldados en su frontera con Ucrania, la capacidad de Rusia para enviar tropas al hemisferio occidental, a miles de kilómetros de distancia, es limitado en el mejor de los casos, afirman los expertos.
“Esto es pura distracción y no engaña a nadie”, declaró Kevin Whitaker, un exembajador de Estados Unidos en Colombia que fungió como diplomático en Venezuela, Nicaragua y al frente de la Oficina Consular de Cuba en Washington D.C. “No se trata de una proyección real de poder. Es una exhibición y nada más”, agregó.