Para muchas oenegés y periodistas, no hay duda de que el Kremlin emplea al opaco Grupo Wagner y a sus mercenarios, con presencia señalada en Ucrania, Siria y África, para servir sus intereses.
El lunes, tres organizaciones --el Centro Sirio para los Medios de Comunicación y la Libertad de Expresión (SCM), la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) y el Centro Memorial de Derechos Humanos de Rusia-- presentaron una denuncia en Rusia contra lo que consideran “crímenes de guerra” cometidos en Siria por hombres de esta “organización informal bajo el control efectivo de Rusia”.
En todas las crisis
Los hombres de Wagner fueron señalados por primera vez en el 2014 junto a los separatistas prorrusos en el este de Ucrania.
En esta región en la que Rusia niega cualquier presencia militar, estos combatientes bien equipados y profesionales aparecieron entre los grupos rebeldes comprometidos contra las autoridades ucranianas prooccidentales.
Con la intervención rusa en Siria en el 2015 en apoyo de Bashar Al Asad, hubo información de su presencia junto al ejército ruso, especialmente en las principales batallas, como la reconquista de la ciudad antigua de Palmira. Moscú siempre lo negó.
Luego el ámbito de actuación de Wagner se amplió: en Libia, sus hombres estarían al lado de las fuerzas del mariscal Jalifa Haftar y en la República Centroafricana formarían parte de los “instructores” del ejército.
También se señaló su presencia en Sudán, Mozambique o Venezuela. Un cúmulo de sospechas pero sin ninguna prueba formal y siempre con desmentidos rusos.
Utkin y Prigojin
Según la agencia estatal de noticias TASS, Dmitri Utkin está a cargo de las operaciones de Wagner. Poco se sabe de este hombre de unos cincuenta años que, según se dice, procede de la inteligencia militar.
En diciembre del 2016, fue recibido en el Kremlin para una ceremonia en honor a los “héroes” de Siria. Incluso se fotografió con el presidente Vladimir Putin.
En el aspecto financiero, Wagner estaría pilotado por un hombre clave del Kremlin, el empresario Yevgueni Prigójin, un allegado de Putin objeto de sanciones de Estados Unidos por interferencia electoral y buscado por el FBI por “fraude”.
El interesado siempre lo ha negado.
Secreto a voces
Wagner no tiene existencia legal en Rusia, donde las empresas militares privadas están prohibidas. No obstante, el grupo contaría con varios miles de hombres, en particular veteranos del ejército o de los servicios de seguridad.
Según el Centro Carnegie de Moscú, Wagner es en definitiva “el secreto peor guardado de Rusia”.
El grupo tiene dos funciones: “proporcionar al Kremlin una posibilidad de negación durante el despliegue de combatientes en zonas de guerra” y servir como “una herramienta preparada para reforzar su influencia con los estados receptivos”.
Pérdidas y escándalos
Sin embargo, las operaciones de Wagner no han estado exentas de pérdidas y escándalos.
Una crisis entre Rusia y Bielorrusia puso un foco inesperado en la organización en el 2020, cuando Minsk anunció la detención de 33 “mercenarios” del grupo.
Estos hombres dijeron entonces que transitaban por Bielorrusia hacia otros lugares como Venezuela, Libia, Cuba, Turquía y Siria. Moscú quedó en evidenia y negoció discretamente su regreso a Rusia.
En febrero del 2018, el grupo sufrió grandes pérdidas en Siria en ataques estadounidenses contra combatientes prorégimen, que intentaban apoderarse de campos petrolíferos.
Ese mismo año, en la República Centroafricana, fueron asesinados tres periodistas rusos que investigaban las actividades del grupo.