El Gobierno boliviano reinició este lunes las operaciones de la Planta de Amoniaco y Urea en el centro del país, tras 22 meses de estar paralizada por la crisis social y política de 2019 que generó un daño económico de US$ 450 millones.
El presidente de Bolivia, Luis Arce, participó en un acto junto al ministro de Hidrocarburos, Franklin Molina, el presidente de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Wilson Zelaya, y representantes de organizaciones sociales en la localidad de Bulo Bulo en la región central de Cochabamba, donde se encuentra la planta petroquímica.
Arce lamentó en su discurso que en el Gobierno de la expresidenta transitoria Jeanine Áñez se haya paralizado en 2019 la planta por 22 meses y que se despidiera a varios profesionales.
“El gran daño que se ha hecho fue de US$ 450 millones que dejó el país de ganar en estos últimos 22 meses”, indicó Arce.
El presidente sostuvo que ese dinero hubiera servido para iniciar “la construcción de una segunda planta” que tendría un costo de US$ 900 millones y encomendó al ministro Molina realizar los estudios necesarios para que se levante esta nueva planta.
Arce prosiguió señalando que se deben seguir “todos los procesos para determinar a los culpables” de ese daño económico.
Esta planta quedó paralizada tras la crisis política y social de 2019 luego de las elecciones fallidas que derivaron en la renuncia de Evo Morales a la Presidencia denunciando un supuesto golpe de Estado.
El mandatario boliviano destacó la importancia del reinicio de operaciones de esta planta para “garantizar la seguridad alimentaria” y que es parte fundamental de la reconstrucción de la economía productiva.
“Esta planta va a fortalecer el proceso de industrialización de nuestros recursos naturales”, sostuvo.
Agregó que esta planta de urea será “la base” para una “futura planta de fertilizantes y agroquímicos para la producción agropecuaria con industria nacional”.
Por su parte, el ministro Molina señaló que esta planta genera trabajo para alrededor de 480 personas y más de 2,000 empleos indirectos en toda la cadena de la industrialización de la urea.
Bolivia puso en marcha en 2017 esta planta petroquímica con una capacidad diaria de producción de 2,100 toneladas de urea y 1,200 de amoniaco.
La estatal YPFB indicó en mayo que empresas de Brasil, Argentina, Paraguay, Perú y Uruguay están interesadas en comprar urea boliviana.
La urea es un fertilizante elaborado a partir del gas natural que permite el crecimiento de cultivos agrícolas como el arroz, maíz, trigo, caña de azúcar, patata, además de frutas y hortalizas.