La probable consecuencia inmediata de la decisión del Gobierno cubano de suspender los depósitos bancarios en dólares en efectivo será que la divisa verde sea destronada por el euro y este dispare su valor en el mercado informal, complicando aún más la vida de quienes no tienen acceso a la moneda europea.
El Gobierno anunció el jueves, causando perplejidad general, que desde el 21 de enero dejará temporalmente de aceptar ingresos en dólares “ante los obstáculos que impone el bloqueo económico de Estados Unidos para que el sistema bancario nacional pueda depositar en el exterior el efectivo en dólares estadounidenses que se recauda en el país”.
La medida llega un año después de que el país dolarizara parcialmente su economía, incluida la venta de productos básicos y alimentos, como estrategia para recaudar divisas en medio de la crisis más grave en tres décadas, traducida en una escasez galopante.
La apertura de tiendas en divisas causó gran malestar en la población, que ni cobra en esas monedas ni puede comprarlas al Estado en bancos o casas de cambio. La única forma de obtenerlas para acceder a esos productos era el mercado informal, donde el dólar inició una escalada imparable hasta alcanzar esta semana los 70 pesos frente a la tasa oficial de 24 pesos por dólar.
El euro, mientras, ronda los 80 pesos en comparación con el tipo oficial de 29.2.
Moneda de supervivencia
Varios economistas coinciden en que el paso anunciado ayer encumbrará al euro como moneda de referencia y ven también una estrategia para recaudar de una sentada un alto volumen de dólares en circulación.
Además de referencia, la moneda europea se puede convertir también en la de “supervivencia”, máxime cuando la mayor parte de los productos básicos se venden en dichas tiendas en las que solo se puede pagar con tarjeta vinculada a una cuenta bancaria en la que antes hay que depositar la moneda fuerte.
Pero esto ocurrirá en un contexto en el que circulan muchos menos euros que dólares: debido a la pandemia el país tiene limitados los vuelos al mínimo, tampoco llegan apenas turistas, y las remesas que entran en efectivo son, sobre todo, en dólares.
“La medida destrona un rey (dólar) para instaurar otro (muy probablemente el euro) y si el Estado no se ocupa del cambio entre esas monedas y del cambio entre estas y el peso cubano, el mercado informal se encargaría de hacerlo. Los dólares actuales no van a evaporarse”, pronosticó en Twitter el economista Pedro Monreal.
Respecto a la tesis de que la decisión busque frenar el ascenso imparable del dólar, el profesor Julio Carranza opinó que “en términos reales esto no detiene ni la inflación corriente ni la devaluación del peso cubano, que se continuará expresando en otras divisas y sobre todo en los precios”.
Monreal, a su vez, también comentó que “si el dólar es cambiado por euros en el mercado informal de Cuba, es probable que el poder de compra del dólar se reduzca aún más porque la trayectoria de la tasa de cambio ‘local’ del mercado informal pudiera ser más desfavorable que la tendencia del mercado internacional”.
Su colega Pavel Vidal, profesor de la Universidad Javeriana de Cali (Colombia), opinó que “podría ocurrir una ‘eurización’ o participación de otras divisas en los mercados no estatales, como medio de cambio y como depósito de valor”.
“Difícilmente alguien va a querer aceptar pagos en dólares, si luego no los podrá depositar en los bancos para comprar en las tiendas” en divisas, dijo el experto, citado por la plataforma periodística independiente El Toque.
La medida repercutirá también en quienes envían desde Estados Unidos remesas en efectivo a sus familias por vía “informal”, la única manera de hacerlo en este momento después de que las sanciones de Washington obligaran al cierre de Western Union y otros canales establecidos por Fincimex, una de las empresas estatales sancionadas.
¿Presión a Biden?
“Quienes deban cambiar dólares fuera de Cuba para obtener euros en efectivo probablemente se enfrentarían a una tendencia de pérdida de poder de compra del dólar porque ese es el pronóstico del mercado internacional”, advirtió Monreal.
El economista Óscar Fernández escribió el Facebook que la iniciativa “parece más un intento por controlar la devaluación del peso en el mercado informal y de paso dar un golpe de recolección de efectivo”, pero alertó que si la medida no es “estrictamente temporal”, “habría que cerrar las tiendas” en divisas.
“Una pregunta clave es ¿cuáles condiciones tienen que cambiar para que los bancos cubanos vuelvan a aceptar depósitos en US$?”, cuestionó.
La respuesta ya la dio ayer el Banco Central de Cuba: “la duración de esta medida dependerá de la eliminación de las restricciones que impiden el normal funcionamiento de los procedimientos de exportación de la moneda estadounidense”. Es decir, de la eliminación de las sanciones estadounidenses.
Por ello, algunos entienden que Cuba ha adoptado esta decisión para presionar a Washington a que afloje las tuercas que dejó apretadas al máximo la anterior administración Trump, un asunto por el que el Gobierno de Joe Biden no ha tenido prisa hasta ahora.
Los cubanos, mientras, se lanzaron a las redes sociales a protestar por una medida que a quien de verdad presiona, dicen, es a ellos.