El confinamiento en España está empujando a marchas forzadas hacia el siglo XXI a uno de los mercados inmobiliarios de Europa más anclados en el pasado, haciendo que las agencias se esfuercen por ofrecer visitas virtuales y que los notarios presionen para legalizar la firma electrónica y contrarrestar así la casi total paralización de la actividad comercial.
Durante la actual crisis, que añade otro capítulo a la montaña rusa del sector inmobiliario en España —que sufrió el doloroso pinchazo de una burbuja colosal entre el 2008 y 2013, provocando una profunda recesión—, el 99% de las transacciones se han detenido por la batalla contra el coronavirus, dijo el Consejo General del Notariado.
"Definitivamente vamos por la ruta virtual", dijo Shirley Rhodes, directora comercial de Lucas Fox, una agencia con sede en Barcelona con una facturación de 17.5 millones de euros (US$ 19 millones) en el 2019.
"Estamos enseñando a nuestros agentes cómo enfocar la cámara", dice Rhodes. "Será muy profesional: una (cámara) GoPro, iluminación, una persona hablando y la otra grabando".
El sector inmobiliario español representó el 10.5% del Producto Bruto Interno (PBI) en el 2019 y ha atraído con éxito a los extranjeros en el pasado, ya que representaron casi uno de cada cinco compradores en el 2018, según el Consejo General del Notariado.
Tom Maidment, socio de Lucas Fox, espera que la crisis tenga un efecto "depurador". "Es una industria vieja y anticuada que necesita que le den un buen repaso de todos modos", dice Maidment sobre un sector que con frecuencia todavía precisa que se sienten varias personas en una sala para la firma de las operaciones.
Antes del brote de coronavirus, su compañía solo proporcionaba videovisitas para alrededor del 10% de los inmuebles, cuando un cliente no podía visitarlas en persona. Ahora ofrecen visitas virtuales para la mayoría de las propiedades que figuran en su listado.
Sin embargo, ningún agente inmobiliario es una isla: su negocio depende de proveedores de hipotecas, notarios y abogados, cuya capacidad operativa está en suspenso.
Durante la cuarentena, los notarios solo trabajan en casos de emergencia, cuando la detención de las transacciones esté causando pérdidas patrimoniales o financieras.
Una familia de la región septentrional de Cantabria había vendido su antigua casa, pero aún no había firmado la compra de la nueva cuando el país echó el cierre.
Atrapada en el limbo administrativo, toda la familia se alojaba en casa de unos parientes, hasta que intervino el 21 de abril el notario local, José Corral, después de más de un mes de confinamiento. Corral consideró que la situación de la familia era lo suficientemente apremiante como para certificar su adquisición.
"No se puede dejar a una familia en la calle porque no han podido firmar la escritura", dice Corral, quien añadió que la mayoría de la gente ha optado por retrasar la firma.
Firma con guantes
Las pocas transacciones que ha validado este notario se realizaron con guantes y medidas de distanciamiento social, pero Corral, también portavoz del Consejo General del Notariado, dijo que su profesión se apresura a introducir nuevos métodos.
"Estamos desarrollando un sistema que permita a las personas firmar electrónicamente, y esperando la autorización del Ministerio de Justicia", explicó Corral. "Podríamos utilizar este método electrónico incluso después de la crisis".
Una portavoz dijo que el ministerio evaluará "a fondo" la propuesta de los notarios.
"Comercialmente hablando, otros países utilizan mucho más la tecnología", dijo Óscar Martínez, presidente de la Asociación Profesional de Expertos Inmobiliarios. "Nos encanta el contacto físico. Los clientes prefieren el encuentro en persona a los correos electrónicos o las llamadas telefónicas".
Los inversores institucionales como la francesa Amundi coinciden en este análisis: las transacciones inmobiliarias requieren más presencia física en España que en otros países europeos, según un portavoz.
Restricciones
La regulación española también restringe la innovación, según Diego Bestard, CEO y fundador de Urbanitae, una plataforma de tecnología financiera que permite a los inversores más pequeños invertir en proyectos inmobiliarios a través de "crowdfunding" o financiación popular.
La legislación española "ha obstaculizado definitivamente la aparición de nuevos actores", dice Bestard, al que le llevó dos años poner en marcha su negocio por los trámites regulatorios.
"Tiene más sentido ir al Reino Unido, o a Alemania. Estábamos consumiendo dinero sin poder vender nuestro producto."
El departamento de Asuntos Digitales del Ministerio de Economía de España no respondió a la petición de comentarios de Reuters sobre esta cuestión.
A pesar de los cambios en curso, es probable que la venta de una casa siga siendo un proceso mayormente físico. Actualmente, si se trata de hipotecas, hasta una docena de personas pueden estar en la sala para la firma, cuando los compradores dan a los vendedores un cheque físico, bajo la atenta mirada de agentes, banqueros, abogados y notario.
“No todo puede hacerse a través de un poder notarial”, lamentó Maidment, de Lucas Fox. “Sigue siendo muy manual”.