El SPD hizo del aumento del salario mínimo y de las pensiones una de sus promesas estrella. Olaf Scholz, actual ministro de Finanzas, moderado, está muy presionado por el ala izquierda de su partido. (Foto: AFP)
El SPD hizo del aumento del salario mínimo y de las pensiones una de sus promesas estrella. Olaf Scholz, actual ministro de Finanzas, moderado, está muy presionado por el ala izquierda de su partido. (Foto: AFP)

Los partidos políticos alemanes se fijaron el objetivo de formar una coalición gubernamental “antes de Navidad”, después de las elecciones legislativas del domingo, que arrojaron resultados muy igualados.

Un gobierno tripartito liderado por los socialdemócratas (SPD), que quedaron primeros, o por los democristianos (CDU), en colaboración con los Verdes y los Liberales del FDP serían las opciones más probables.

Pero cada partido enfrenta “desafíos programáticos bastante fuertes, que plantearán problemas”, advierte Paul Maurice, investigador en el Comité de Estudios francoalemanes del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).

“El mayor punto de bloqueo será la incompatibilidad de los programas” de los Verdes y del FDP, vaticina.

Estos son los temas que probablemente ocuparán el centro de las discusiones.

Presupuesto y deuda

La cuestión presupuestaria constituirá uno de los principales escollos.

El FDP es un firme defensor de la ortodoxia presupuestaria. El partido es totalmente hostil a que se modifique la regla constitucional de freno al endeudamiento, que impide que el Estado tome prestado más del 0.35% de su Producto Bruto Interno (PBI) cada año.

Una posición que también defiende la CDU.

Los Verdes y, en menor medida, el SPD, por el contrario, están dispuestos a una mayor flexibilidad. Los ecologistas quieren simple y llanamente levantar ese freno para financiar las costosas inversiones que requiere la transición ecológica.

La única esperanza de que se llegue a un compromiso vendría de las “ganas” del FDP de entrar en el gobierno para actuar como un “correctivo” e impedir que se implementen las propuestas más progresistas de los Verdes y del SPD, considera Paul Maurice.

Políticas sociales e impuestos

El SPD hizo del aumento del salario mínimo y de las pensiones una de sus promesas estrella. Olaf Scholz, actual ministro de Finanzas, moderado, está muy presionado por el ala izquierda de su partido.

Con el fin de reducir las desigualdades, el partido defiende también un aumento de los impuestos para los más ricos y quiere reformar el impuesto sobre las sucesiones, que deja al margen buena parte de las transmisiones de empresas familiares, espina dorsal de la economía alemana.

Un objetivo compartido por los Verdes.

Pero esto es algo difícil de aceptar para el FDP, que preconiza las bajadas de impuestos para la economía y los hogares.

“Impuestos, política social, papel del Estado y del mercado: el FDP y los Verdes todavía no están unidos en estos temas”, enumeró el lunes el codirigente de los Verdes Robert Habeck.

Los socialdemócratas, apoyándose en su resultado electoral, podrán “imponer esas cuestiones” a sus futuros socios de coalición, pero tendrán que hacer “cambios en provecho del FDP”, estima por su parte el investigador.

Política exterior

Los Verdes se han pronunciado claramente contra el gasoducto Nord Stream 2, que conecta a Alemania con Rusia, mientras que el SPD apoyó el proyecto.

El gasoducto ya está terminado, pero todavía no ha entrado en funcionamiento y la candidata de los Verdes reafirmó en campaña electoral que está en contra de su explotación, acusando a socialdemócratas y conservadores de haber “hecho un flaco favor a Alemania” al apoyar “un proyecto que solo beneficia a [el presidente ruso, Vladimir] Putin”.

Además de su firmeza frente a Rusia, los Verdes también defienden una actitud más intransigente respecto a China, mientras que los otros partidos promueven el diálogo con ese socio comercial esencial para Alemania.

Por otro lado, el partido ecologista se ha opuesto tajantemente a la compra de drones de combate para el ejército alemán, en tanto el SPD reclama un “debate profundo” sobre ese asunto. El FDP, en cambio, es favorable a esa compra, como la CDU/CSU.

Clima

La aceleración de la transición energética está en el centro del programa de los Verdes.

El partido ecologista quiere adelantar del 2038 al 2030 el plazo fijado para que Alemania deje de utilizar las centrales de carbón.

Buena parte de los liberales del FDP son escépticos a esa medida, privilegiando la competitividad de la industria alemana y la innovación.

Los liberales exigen la neutralidad en emisiones de carbono para el 2050, es decir, cinco años después de lo previsto. Los Verdes, en cambio, también quieren adelantar ese plazo, al 2040.

Con todo, el partido liberal afirmó que seguirá las directrices de la Unión Europea (UE) si sus instancias “deciden algo distinto” lo cual abre, además, la “puerta a un compromiso”, al desplazar el debate al nivel europeo, apunta Paul Maurice.