La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, anunció este lunes que unos 1.6 millones de habitantes de la ciudad de Auckland seguirán confinados durante dos semanas más como parte de su estrategia de contención del COVID-19.
“Necesitamos tener la confianza de que no tenemos (la variante) delta en la comunidad”, dijo Ardern en una rueda de prensa en Wellington, al término de una reunión de su gabinete, al referirse a la persistencia de casos locales reportados en Auckland, la ciudad más poblada del país.
Las autoridades neozelandesas reportaron este lunes 53 nuevos contagios locales, lo que supone un descenso respecto a los 83 pacientes registrados la víspera y totaliza más de 560 casos desde el inicio de este brote con la variante delta.
Ardern también confirmó este lunes el relajamiento de las medidas a partir de este martes a las 11.59 hora local para el resto del país a excepción de la pequeña localidad de Northland, que concluirá su confinamiento dos días después.
El gobierno de la mandataria laborista confinó a los más de cinco millones de habitantes de todo el país el pasado 17 de agosto tras detectarse un caso de transmisión comunitaria en la ciudad de Auckland, el primero desde el pasado 28 de febrero.
Nueva Zelanda, que es uno de los países desarrollados con la tasa de vacunación más lenta, había sido mundialmente reconocido por su efectiva gestión de la pandemia que consistió en cerrar sus fronteras y efectuar confinamientos duros y tempranos.
Nueva Zelanda, que este lunes informó de que investiga su primera muerte probable por la vacuna Pfizer, ha administrado la pauta completa a unos 1.2 millones de adultos de sus más de 5 millones de habitantes y pretende terminar su campaña de inmunización para finales de año.
Desde el comienzo de la pandemia, el país oceánico ha registrado 3,263 casos de COVID-19 y 26 fallecidos.