China se declaró favorable a una propuesta de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para que se liberen las patentes de las vacunas antiCOVID, e impulsar así su producción.
Estados Unidos, antaño opuesto a esa idea, causó sorpresa a principios de mes cuando la administración de Joe Biden anunció que había cambiado de parecer.
La liberación de las patentes de las vacunas es una medida que numerosos países desfavorecidos o en desarrollo llevan reclamando desde hace meses a la OMC.
Una demanda que se ha topado con la oposición de los laboratorios, que alegan los esfuerzos financieros realizados para la investigación, y de numerosos países desarrollados donde tienen sede los gigantes farmacéuticos.
China, el primer país que se vio afectado por la pandemia de coronavirus, anunció en la primavera del 2020 que deseaba que las vacunas contra el COVID-19 acabaran siendo un “bien público mundial”.
Pero, hasta ahora, Pekín no ha anunciado ninguna liberación de las patentes de sus vacunas contra el COVID-19.
El jueves, un portavoz del Ministerio chino de Comercio, Gao Feng, consideró no obstante que la OMC puede “jugar un papel positivo” para que las vacunas contra el COVID-19 sean más accesibles a nivel mundial.
“China apoya la propuesta de la Organización Mundial del Comercio para las exenciones de propiedad intelectual de los materiales antiepidémicos como las vacunas antiCOVID-19”, dijo Gao.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) otorgó la homologación de urgencia a una vacuna antiCOVID china, fabricada por el laboratorio Sinopharm de Pekín, a principios de mayo.
Una segunda vacuna, fabricada por el mismo laboratorio pero en Wuhan, también fue presentada ante la OMS para que la homologue.