Tras el escándalo desatado por un grupo de chilenos que quemó pertenencias de inmigrantes que habían ingresado al país por pasos no habilitados, el gobierno anunció el reforzamiento de las medidas de control fronterizo y la instalación de carpas para la estadía temporal de niños y sus familias.
El ministro del Interior, Rodrigo Delgado, la ministra de Desarrollo Social, Karla Rubilar, y la subsecretaria de Salud, Paula Daza, afirmaron que las medidas buscan hacer menos duras las condiciones de miles de inmigrantes que este año ingresaron a Chile por el norte y que deambulan por las calles, plazas y playas de Colchane, Huara e Iquique, entre 1,800 y 2,000 kilómetros al norte de Santiago.
La crisis de los migrantes en Chile golpeó a la opinión pública nacional e internacional luego de que el sábado grupos de chilenos que participaron en una marcha contra el ingreso irregular de extranjeros, quemaron las carpas, ropa, colchones y otras pertenencias de ciudadanos venezolanos que vivían un sector de Iquique.
Un día antes la policía había desalojado a unos centenares de familias que acampaban desde hace meses en una de las plazas principales de la ciudad.
El hecho despertó un generalizado repudio, especialmente de organizaciones humanitarias, y redobló las críticas a las autoridades de las localidades del norte, virtualmente invadidas por inmigrantes.
“Hoy tenemos una crisis de ingreso clandestino, fundamentalmente por la macrozona norte (Colchane, Huara, Iquique)”, dijo Delgado, que anunció un reforzamiento de la frontera con policías y militares para frenar el ingreso de inmigrantes.