La Gioconda de Da Vinci tiene la misma sonrisa pero ante ella no se agolpa tanta gente como de costumbre, los caricaturistas de Montmartre se aburren y el metro está más tranquilo... París sigue ahí pero este año con un 60% menos de turistas extranjeros.
La Oficina de Turismo y Congresos de París considera que entre junio y agosto la región de París recibió entre 3.6 millones y 4.7 millones de turistas, unas cifras muy lejos de los 10.2 millones del 2019, año de referencia antes del COVID-19.
“Nos faltan los clientes que vienen de lejos (como Asia y Sudamérica) por lo que el impacto es importante”, explica Didier Arino, director de la consultora especializada Protourisme.
París “tiene la menor tasa de ocupación (de hoteles) de todo el país”, asegura Arino. “Los hoteles perdieron el 60% del volumen de negocio y más de la mitad de pernoctaciones”.
Una caída que también nota Romain Jouhaud, director de “4 roues sous 1 parapluie”, una empresa que propone visitas guiadas de la capital en el mítico Citroën 2 caballos (2CV), cuya clientela eran sobre todo de estadounidenses y australianos.
En tiempos precovid hacía 360 salidas en verano, que se quedaron en solo 120 este año.
“Intentamos orientarnos hacia un cliente francés pero el problema es que nuestra tarifa media (150 euros) es un poco cara, los franceses gastan menos” que los extranjeros, explica.
Los barcos turísticos que cruzan el Sena también tuvieron que reinventarse, al tener pérdidas del 50% respecto al 2019. Históricamente, los franceses representaban la mitad de los clientes; este año pasaron a ser el 65%.
“Y de ellos, el 43% residen en la región de París”, explica Marie Bozzonie, directora de una de estas compañías, Les Vedettes de Paris. Por eso, en sus barcos ya no difunden explicaciones en varios idiomas por los altoparlantes, sino que dejan que sean los guías turísticos.
Piensan en dejarlo
También creó los “cruceros aperitivo” e instaló un terreno de petanca en su amarre del río. “Supimos reinventarnos para ofrecer el Sena y la Torre Eiffel a los parisinos”, celebra Bozzonie.
Incluso la torre de hierro símbolo de París conoce un descenso de visitantes: 13,000 al día contra 25,000 en tiempos normales. Con un aumento importante de franceses, que pasaron del 20% al 50% este año, según las cifras a las que tuvo acceso la AFP.
Entre los grandes perjudicados por la falta de turistas se encuentran los guías. La actividad de los entre 600 y 700 guías acreditados en la región de París cayó “más del 80%”, según Aude Deboaisne, de la Federación Nacional de guías francesa.
En este caso, la clientela francesa no llena este sector, ya que “buscan naturaleza, playa, no estar en las ciudades, y aún menos en París”, señala, ya que según ella los guías del sur de Francia “tienen bastante trabajo”.
Sin embargo, el 8% de los 1,500 miembros de la Federación nacional de guías dejaron su trabajo en noviembre pasado, y actualmente el 40% está pensando abandonar, ya que muchos no tuvieron ingresos y apenas ayudas, afirma Deboaisne.
París es el espejo de la situación de las grandes capitales europeas”, piensa Didier Arino. “Cuanto más dependientes son de los turistas extranjeros, peor lo pasan”.
En el museo de cera de París, con un 50% de clientes de fuera de Francia, este año solo tenían un 10% de extranjeros, según su gerente, François Frassier.