La decisión de Argentina de no pagar el miércoles el vencimiento de interés de tres bonos de deuda y acogerse a los 30 días de gracia demostró que el Gobierno en Buenos Aires está decidido a ir a fondo en la negociación con los acreedores para reestructurar su deuda emitida bajo ley extranjera por US$ 66,239 millones.
El pago de US$ 500 millones de intereses de los bonos Global 21, 26 y 46 no ponía en riesgo terminal las finanzas del país, pese a su compleja situación económica con una recesión que arrastra hace dos años y se profundizó con la crisis de coronavirus, pero el Ejecutivo del peronista Alberto Fernández decidió enviar un mensaje claro a los acreedores.
Riesgo de default
Al término del período de gracia de 30 días, el 22 de mayo, Argentina podría entrar técnicamente en cesación de pagos si no paga el vencimiento.
Pero antes de esa fecha, el 8 de mayo, vencerá el plazo para que los tenedores de los bonos a reestructurar decidan si aceptan o no el plan que prevé un período de gracia de tres años, una quita del 5.4% sobre el stock adeudado y del 62% sobre los intereses.
"La lectura que deja esta decisión es una posición dura del tipo 'tómalo o déjalo' que podría limitar el margen de negociación dentro de este limitado plazo, y así crecen las probabilidades de un escenario de acuerdos parciales que incluya sólo aquellos acreedores que acepten la agresiva propuesta", declaró el economista Gustavo Ber.
El experto advirtió que "ahora resta esperar si, y eventualmente de qué manera, se abrirá espacio para negociar contrarreloj con los acreedores en busca de alcanzar un acuerdo antes del '22-M' a fin de evitar un 'default'".
El recuerdo del cese de pagos del 2001 se mantiene fresco en la memoria de los argentinos, cuando en medio de una profunda crisis social, política y económica declaró el para entonces mayor "default" de la historia por US$ 102,000 millones.
A finales de marzo último, la deuda bruta de Argentina ascendía en tanto a US$ 323,399 millones, el 44% emitida bajo legislación extranjera, de acuerdo a datos de la Secretaría de Finanzas.
Voluntad de pago, pero condicionada
El Gobierno insiste en que mantiene su “voluntad de pago” aun en el contexto de la crisis internacional por la pandemia de Covid-19, pero busca, dentro del marco de los contratos existentes, un perfil de endeudamiento sostenible que “no atente contra un sendero de crecimiento sustentable” que mejore la capacidad de repago futura y los indicadores sociales básicos.
Las nuevas estimaciones de los analistas advierten que Argentina podría cerrar este año signado por el coronavirus con entre el 40% y 50% de su población sumida en la pobreza.
La decisión de no pagar el vencimiento de US$ 500 millones "era una jugada que estaba bastante descontada en el mercado como parte de la estrategia de no mostrar debilidad de cara a la negociación de la deuda", señaló por su parte el jefe de estrategia de la consultora GMA Capital, Nery Persichini, quien no descartó que el Gobierno extienda la fecha límite del 8 de mayo "si empieza a ver algo de adhesión".
El analista económico apuntó que la documentación presentada por Argentina ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) indica que "a la poco atractiva oferta en términos de valor de recupero que el Gobierno había presentado hay que sumarle ingredientes legales que ahora la harían menos atractiva con modificaciones de cláusulas y nuevas condiciones que son más adversas para los acreedores que decidan entrar en este canje".
Argentina enfrenta ahora "un riesgo de 'default' mayor", consideró Persichini, tras conocerse los detalles legales de la propuesta que plantean condiciones que son "bastante esquivas" para los acreedores.
Los acreedores tienen la palabra
La oferta fue rechazada este lunes por grandes grupos que reúnen a acreedores de Argentina, principalmente poderosos fondos de inversión, como Ashmore, BlackRock y Fidelity, entre otros, pero el Gobierno no abrió posibilidades de reconsiderar su propuesta de canje.
El ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, dijo el martes que "la oferta es la que es" y que Argentina no puede "ofrecer más" de lo que ya ha propuesto.
En un país amante de los términos futboleros, la pelota quedó ahora del lado de los acreedores, a sabiendas de que el Gobierno no planea por el momento ofrecer una mejora de la oferta y no se descarta que se llegue a acuerdos parciales.
Para Persichini, “la novela de la negociación de la deuda va a demorar más de lo previsto”.