Diario La República - Colombia
Aunque ha pasado un poco más de tres meses desde que se confirmó el primer caso de COVID-19 en la región, los primeros resultados en materia económica han empezado a dibujar el impacto del virus en América Latina. Según un estudio de MAP Economics and Business Advisors, la economía de los países del vecindario caerá en promedio 5.8%, lo cual es superior a la desaceleración mundial de 1.8% y de EE.UU. de -3.8%.
A pesar de que el decrecimiento será generalizado en los países latinoamericanos, MAP Economics and Business Advisors resaltó que la economía colombiana podría presentar una recuperación de hasta 3.6% durante el próximo año y convertirse en una de las menos afectadas por el choque de la pandemia del COVID-19. Para lograr este avance, el mercado local tendrá que afrontar grandes retos en materia de medidas económicas y regulatorias.
Sobre los desafíos que deberá superar el territorio nacional, Juan Pablo Ronderos, director de MAP Economics and Business Advisors, explicó que “de manera inmediata, se debe evitar una destrucción masiva de valor, es decir que cierren empresas y haya despidos masivos. En el corto plazo, la atención debe estar centrada en la recuperación, poner en marcha la producción cuanto antes, atendiendo y liberando inteligentemente los riesgos sanitarios y en el mediano plazo, se debe evitar que existan cambios regulatorios que dañen los factores de crecimiento estructurales”.
Es importante que los países de la región, no solo Colombia, trabajen en una estrategia que esté enfocada en los objetivos anteriores, ya que las economías se enfrentan a riesgos tanto externos como internos, entre los que se destacan un posible rebrote de la pandemia en el mundo, un agravamiento de los desbalances ya existentes y un deterioro socioeconómico, déficits fiscales y externos.
En un mundo posterior a la pandemia, serán esenciales las políticas que reflejen y fomenten nuevos tipos de empleos, empresas y sistemas de gobierno. Mejorar la transparencia en los compromisos financieros y la inversión también ayudaría a restablecer la confianza y facilitar el crecimiento de la inversión.
Partiendo de los retos que enfrenta la región, Ronderos recordó que la pandemia llegó a América Latina en un momento en el que la realidad socioeconómica registraba un bajo crecimiento de alrededor de 0.4%, en promedio, entre 2015-2019; en que la exposición al escenario externo se caracteriza por exportaciones primarias de 74% en total sin tener en cuenta a México y en que el déficit fiscal y endeudamiento es de -0.4% del PBI de acuerdo con un balance primario de 2019.
Algunos de los países que han sobresalido por los paquetes de medidas que han anunciado para contrarrestar los efectos adversos de la pandemia son Perú (12% del PBI); Brasil (10.3%); Chile (5.7%), destacó MAP Economics and Business Advisors en la publicación. Sin embargo, David Nieto Martínez, docente y coordinador del área financiera de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad El Bosque, explicó que es crucial la reapertura económica que se ha venido realizando.
“Los reinicios que se han realizado, han servido para la reactivación de diversos sectores, lo cual permite que se empiece a generar mayor flujo de efectivo, solventar la pérdida de empleos y ayudar a que el impacto en la economía no sea de mayor proporción. La apertura gradual es necesaria para evitar a largo plazo problemas no solo económicos sino sociales”, dijo Martínez.
En línea con el impacto de la pandemia y las estrategias para evitar mayores choques, el presidente del Banco Mundial, David Malpass, aseguró que el alcance y la velocidad con la que los aislamientos y el avance del COVID-19 han devastado los pobres en todo el mundo no tienen precedentes en los tiempos modernos. La estimación es que 60 millones de personas podrían encontrarse sumidos en la pobreza extrema en 2020.
Para evitar que este choque sea mayor, el Banco Mundial resaltó que hay una serie de estrategias que podrían aplicarse. Por ejemplo, “decisiones políticas como mayor transparencia de la deuda para invitar a nuevas inversiones y más rápidos avances en la conectividad digital, y una importante expansión de las redes de seguridad efectivo para los pobres ayudan a limitar el daño y la voluntad de construir una recuperación más fuerte”, dijo Malpass.
El directivo del Banco Mundial también recalcó que los planes para reconstruir tanto a corto como a largo plazo implican el fortalecimiento de los servicios de salud y la implementación de medidas de estímulo muy específicas para ayudar a reactivar el crecimiento. “Durante el período de mitigación, los países deberían centrarse en mantener la actividad económica con un apoyo específico para proporcionar liquidez”, dijo.
El Banco Mundial en el informe también resaltó que los gobiernos deberán enfocarse en equilibrar la reducción del apoyo público y en la construcción de estrategias que estén enfocadas en la asignación ordenada de capital nuevo hacia sectores productivos en las nuevas estructuras pospandémicas.
Para alcanzar este objetivo se debe lograr que “el capital y la mano de obra se ajusten relativamente rápido, acelerando la resolución de disputas, reduciendo las barreras regulatorias y reformando los costosos subsidios, monopolios y empresas estatales protegidas que han frenado el desarrollo”, citó el organismo en el texto.
¿De qué dependerá la recuperación?
Según el informe del Banco Mundial, “para muchos países, la capacidad de recuperación económica futura dependerá de su capacidad para construir y retener más capital humano y físico durante la recuperación. En un mundo posterior a la pandemia, serán esenciales las políticas que reflejen y fomenten nuevos tipos de empleos, empresas y sistemas de gobierno. Mejorar la transparencia en los compromisos financieros y la inversión también ayudaría a restablecer la confianza y facilitar el crecimiento de la inversión”.