La guerra de Rusia contra Ucrania lleva ya más de una semana, pero sus consecuencias ya están repercutiendo en todo el mundo: ha alterado las relaciones internacionales, ha dejado a Moscú aislado, ha unido a Occidente y ha despertado el fantasma de un enfrentamiento nuclear.
Rusia, un estado ‘paria’
La ofensiva de Moscú marca un punto de inflexión para el mundo entero.
El ataque de Rusia contra territorio ucraniano hizo añicos “la esperanza de que la Europa posterior a la Guerra Fría se libraría de una guerra terrestre a gran escala”, opinó Ali Wyne, analista sénior de la consultora Eurasia Group.
Europa, Estados Unidos y el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, se unieron para denunciar el ataque de Rusia a su vecino como una violación flagrante del orden internacional basado en reglas construido después de la Segunda Guerra Mundial.
El castigo fue rápido y doloroso. Las potencias de Occidente desataron una cascada sin precedentes de sanciones contra Rusia.
Desde paralizar el sistema financiero ruso, imponer sanciones a sus oligarcas y al propio presidente, Vladimir Putin, hasta prohibir a Rusia el uso del espacio aéreo europeo y su participación en las principales competiciones deportivas.
“En el futuro, Rusia será un paria y es difícil ver cómo puedan restaurar algo parecido a las interacciones normales en el sistema internacional”, dijo Sarah Kreps, profesora de la Universidad de Cornell.
En el 2019, el presidente francés, Emmanuel Macron, declaró que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) estaba experimentando una “muerte cerebral”, dividida por desacuerdos entre los miembros y menospreciada por el expresidente republicano estadounidense Donald Trump (2017-2021).
Cuando el demócrata Joe Biden fue elegido en la Casa Blanca, buscó dar nueva vida a la alianza atlántica, con la esperanza de confiar en la OTAN en su enfrentamiento con China. Eso provocó más divisiones internas, y algunos miembros dijeron que confrontar a Pekín no era parte de la misión de la organización.
Nacida al comienzo de la Guerra Fría con el objetivo de proteger a Europa de la amenaza soviética bajo el paraguas nuclear de Estados Unidos, la alianza militar transatlántica ahora está redescubriendo su propósito, y su enemigo clave, al enfrentarse a Moscú.
“La invasión de Rusia fortaleció a la OTAN, profundizó la alineación transatlántica y, quizás lo más notable, obligó a Alemania a revertir su postura de larga data sobre el envío de armas letales a las zonas de conflicto”, dijo Wyne. “Si una mayor cohesión occidental a corto plazo produce un enfoque compartido a largo término para tratar con Moscú sigue siendo una pregunta abierta”, acotó.
Europa rearmándose
El diplomático y economista francés Jean Monnet, que desempeñó un papel importante en la reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra, aseguró que Europa nacerá de las crisis y de sus soluciones a esas crisis.
Sus palabras suenan verdaderas hoy. Atendiendo a un llamado de larga data de París para reforzar el poderío militar de Europa, los 27 miembros de la Unión Europea (UE) aprobaron un total de 500 millones de euros en ayuda de defensa para Ucrania.
En un movimiento radical, Berlín rompió con su doctrina cuando anunció que enviará ayuda militar a Ucrania.
Y el canciller alemán, Olaf Scholz, declaró que su país, a menudo criticado por Estados Unidos como suplente en la OTAN por su pequeño presupuesto de defensa, aumentará significativamente el gasto militar para modernizar su ejército.
Neutralidad posicionada
“Neutralidad no es indiferencia”. Así lo dijo el presidente de Suiza, Ignazio Cassis, cuando anunció que su país respaldará todas las sanciones de la UE contra Rusia, en una ruptura importante con su larga tradición de neutralidad y su reputación como centro bancario internacional.
Y Finlandia y Suecia, tradicionalmente no alineadas con la OTAN, se están acercando en su dirección.
Japón, Corea del Sur y Singapur condenaron la invasión de Rusia, aunque India y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) no lo han hecho.
La ‘posición incómoda’ de China
Pero Rusia tiene sus propios aliados. Moscú cuenta con el apoyo de la dictadura de Venezuela, expresado por el ilegítimo presidente chavista Nicolás Maduro. Y el presidente chino, Xi Jinping, ofreció su apoyo a Putin poco antes de que Rusia invadiera Ucrania.
Queda por ver hasta qué punto China ayudará a Rusia a compensar el efecto de las sanciones occidentales.
Pekín se mantiene cautelosa. Optó por abstenerse, en lugar de vetar, una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que “deplora” la agresión rusa en Ucrania y expresa “profundo pesar” a Kiev por la guerra.
“La invasión de Rusia ha colocado a China en una posición incómoda”, consideró Wyne, analista de Eurasia Group.
“Cuanto más prolongado y sangriento se vuelva el conflicto, más difícil será para China equilibrar su apoyo a las posiciones centrales de Rusia (como oponerse a la expansión de la OTAN) y su deseo de evitar incurrir en más oprobio transatlántico”, remarcó.
Las armas nucleares ya no son tabú
La semana pasada, Putin puso en alerta máxima a sus fuerzas nucleares estratégicas, lo que provocó reacciones airadas en todo el mundo.
“Los líderes rusos ahora han hecho repetidas referencias no tan veladas a su arsenal nuclear con la esperanza de disuadir a Occidente de reforzar las defensas ucranianas”, dijo Kreps, de la Universidad de Cornell.
“El problema es que su enfoque para hacerlo ha erosionado el tabú nuclear que ha existido durante décadas”, opinó.