Amnistía Internacional denunció este lunes el uso de bombas de racimo en Ucrania, que provocaron la muerte de civiles, incluido un niño, y pidió que se abriera una investigación por “crimen de guerra”.
Según la ONG internacional, una escuela de Okhtyrka, en el nordeste de Ucrania, sufrió el impacto de estas bombas, prohibidas en 2010 por una convención internacional, que no fue firmada por Rusia ni Ucrania.
Tres personas, entre ellas un niño, murieron a causa de la explosión, denunció Amnistía en un comunicado, publicado el domingo.
“El ataque parece haber sido efectuado por el ejército ruso, que operaba cerca y que suele utilizar bombas de racimo en zonas habitadas”, indicó.
Esta ONG basa su denuncia en imágenes de video tomadas por drones y que muestran el impacto de bombas de racimo en al menos siete lugares.
También cuenta con 65 fotografías y un video suplementario, según una fuente local.
“Nada justifica utilizar bombas de racimo en zonas habitadas y aún menos cerca de una escuela”, declaró Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
Las bombas de racimo contienen varias decenas de pequeñas bombas que se dispersan en un amplio perímetro y algunas de ellas no explotan en el momento del lanzamiento, lo que puede comportar que se conviertan en minas antipersona.
La ONG Human Rights Watch y el portal de investigación Bellingcat también aseguraron disponer de pruebas del uso de bombas de racimo en zonas civiles en Ucrania.