El gigante inmobiliario chino Evergrande anunció su intención de negociar con sus acreedores un “plan viable” para la reestructuración de su deuda ‘offshore’ ante los problemas de liquidez que atraviesa en un momento en el que su pasivo total supera los US$ 300,000 millones.
En un comunicado remitido hoy a la Bolsa de Hong Kong, donde cotiza, el grupo revela además que ha recibido una demanda para que cumpla con sus obligaciones en un aval, lo que le supondría desembolsar unos US$ 260 millones.
Evergrande asegura que “en vista de la actual situación de liquidez del grupo, no hay ninguna garantía de que tenga fondos suficientes para seguir cumpliendo con sus obligaciones financieras”.
El portal de noticias económicas Caixin afirma que el comunicado es un anuncio “críptico” de un impago oficial después de haber estado evitándolos en el último momento en varias ocasiones desde septiembre.
Asimismo, la compañía advierte que no pagar los citados US$ 260 millones podría hacer que los acreedores exigieran adelantar las fechas de cobro de otras deudas.
Esto, apunta Caixin, generaría una situación de ‘cross-default’ (“insolvencia cruzada”), en la que el impago para con un solo acreedor basta para que otros puedan reclamar la devolución de sus préstamos.
Ese medio recuerda que la deuda ‘offshore’ de Evergrande es de más de US$ 19,000 millones.
Desde setiembre, se indica en el comunicado, Evergrande ha estado “revisando de manera diligente” su estructura de capital y su estado de liquidez junto a asesores financieros y legales, “evaluando todas las opciones estratégicas disponibles y manteniendo un diálogo continuo con los acreedores ‘offshore’”.
La compañía asegura que está “teniendo en cuenta los intereses de todas las partes” en el proceso, y que “sostendrá los principios de justicia y legalidad”.
Autoridades intervienen
Apenas una hora después del anuncio de Evergrande, las autoridades de la provincia suroriental de Cantón, donde la compañía tiene su sede, emitieron un escueto comunicado en el que revelaron que habían organizado “inmediatamente” un encuentro con el fundador y presidente del conglomerado, Xu Jiayin.
Según el documento, Evergrande pidió que el Gobierno regional destinase un “grupo de trabajo” a la compañía, una operativa habitual en casos de grandes empresas en apuros como ocurrió a principios del 2020 en Hainan (sur) con el conglomerado HNA.
El objetivo de este comité será “resolver los riesgos de forma efectiva, proteger los intereses de todas las partes (implicadas) y mantener la estabilidad social”.
Para ello, se tomarán medidas relativas a “la disminución de riesgos corporativos, el refuerzo de la gestión interna y la continuación de las operaciones normales”.
Las autoridades de Cantón aseguraron estar siguiendo con “gran atención” la situación de Evergrande.
El Gobierno chino ya ha dejado claro que la prioridad es garantizar que tanto la compañía como otras promotoras en apuros terminen de construir las viviendas ya vendidas sobre plano, que en el caso de Evergrande ascenderían a unos 1.3 millones.
Por el momento, el conglomerado, que debe afrontar los pagos de unos US$ 37,000 millones de deuda antes de que termine el primer semestre del 2022, no ha tenido gran éxito en sus planes de vender activos para conseguir liquidez.
En las últimas semanas, los medios han informado de que Xu -que llegó a ser el hombre más rico de China- puede haber vendido un 9% de sus acciones por unos US$ 344 millones y que también posiblemente ha inyectado otros casi US$ 1,100 millones tras deshacerse de activos personales para mantener la firma a flote.