La perspectiva de que Europa se quede sin suministro de gas ruso está empezando a ser real. El tiempo corre en un enfrentamiento por la demanda del Kremlin de que sus clientes en Europa paguen en rublos por el combustible, del que depende la región para una quinta parte de su generación de energía.
La Unión Europea ha dicho que el decreto viola las sanciones y otorga más poder a Rusia. Sugirió una alternativa que evita los rublos el viernes, pero depende de Moscú decidir si eso es aceptable. Los pagos vencen en mayo, y es entonces cuando llega la hora de la verdad.
Al rechazar las condiciones de pago del presidente Vladimir Putin y poner a prueba su amenaza de cerrar los grifos, los compradores europeos “correrían un riesgo muy real de que se corten sus suministros”, dijo Katja Yafimava, investigadora principal del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford.
El juego de la gallina geopolítica podría llevar a Europa a racionar la energía por primera vez desde la crisis del petróleo en la década de 1970. Como el mayor consumidor de gas ruso en Europa, Alemania está más expuesta, pero las consecuencias se extenderían por todo el continente y más allá. Esto es lo que podría pasar:
Colapso del mercado
El mercado de gas natural de Europa mostraría el impacto de inmediato. El comercio ya está al límite, con precios cinco veces más altos que en la misma época del año pasado. Eso podría empeorar.
En caso de una interrupción del suministro, los contratos a plazo podrían más que triplicarse, especialmente si Europa ingresa el próximo invierno con un almacenamiento agotado, según Kaushal Ramesh, analista senior de gas y GNL de Rystad Energy.
Tal aumento pondría a los gobiernos y los bancos centrales bajo presión en su intento de controlar la inflación galopante. El riesgo es que la creciente crisis del costo de vida se intensifique y desemboque en disturbios más amplios y una crisis más profunda.
Cambio de energía
Con menos combustible para los generadores a gas, aumentarían los riesgos de apagones continuos. Si bien los países intentarían cambiar a otras fuentes, las opciones son limitadas.
Francia detendría las grandes centrales eléctricas a gas para conservar el combustible para otras necesidades, Italia maximizaría la producción a partir de carbón o fuel oil, y Alemania ha discutido quemar más lignito local, la forma más sucia de carbón. Es probable que las soluciones hagan que la región sea aún más contaminante.
Por el lado positivo, un clima más cálido reduciría el consumo de gas para calefacción, retrasando los peores impactos al menos hasta el otoño.
Al aumentar otras fuentes de energía, incluida una expansión acelerada de la energía renovable, la UE tiene como objetivo reducir su dependencia del gas de Rusia en dos tercios este año.
Racionamiento alemán
Alemania ha activado un plan de emergencia, con un grupo de trabajo que se reúne diariamente para monitorear el consumo y los inventarios. Su regulador de energía está encuestando a las empresas sobre su uso para ayudar a determinar cómo distribuir los suministros.
Los consumidores estarían protegidos el mayor tiempo posible, y eso significa que la industria soportaría la peor parte de un plan de racionamiento. Ese es un gran riesgo para la economía más grande de Europa. El país depende de Rusia para el 40% de sus suministros de gas, y el combustible es fundamental para los procesos de las industrias química y metalúrgica.
En la fábrica de productos químicos más grande de Europa, BASF SE produce compuestos utilizados en la fabricación de automóviles, medicamentos y fertilizantes y toda su actividad es impulsada por tuberías llenas de gas ruso. La compañía advierte que una suspensión repentina enviaría ondas de choque a muchas industrias y causaría un daño irreversible a la competitividad alemana.
Empresas como la siderúrgica Thyssenkrupp AG, la automotriz Volkswagen AG y la empresa de servicios públicos RWE AG hacen eco de las preocupaciones.
“Detener el suministro de gas por tubería en este momento tendría consecuencias dramáticas”, dijo el presidente ejecutivo de RWE, Markus Krebber, en una copia avanzada de un discurso para la reunión de accionistas de la compañía esta semana. Muchos fabricantes “ya no podrían operar sus plantas”.
El canciller Olaf Scholz ha dicho que detener los flujos de gas desde Rusia desencadenaría una grave crisis económica en Europa, lo que provocaría la pérdida de millones de puestos de trabajo.
La suspensión repentina de las entregas de gas ruso podría costarle a la economía alemana 220,000 millones de euros (US$ 237,780 mlls.), o alrededor del 6.5% del PBI anual, según un pronóstico conjunto de los principales institutos económicos del país. El Bundesbank estima que la producción podría reducirse casi un 2% este año en caso de un embargo sobre el carbón, el petróleo y el gas rusos.
Pero el grupo de expertos DIW con sede en Berlín dice que una combinación de ahorro de energía y optimización de suministros alternativos podría poner a Alemania en posición de compensar el gas ruso tan pronto como este invierno.
El gobierno ha ampliado su autoridad sobre el sector energético con nuevas reglas sobre el almacenamiento de gas . También planea otorgarse poderes para poner la infraestructura energética crítica bajo el control estatal temporal.
Apretón global
Las naciones emergentes se verían exprimidas por la sed europea de energía, especialmente de gas natural licuado, ya que tendrían dificultades para competir en precio. La región ya está extrayendo la mayor parte del suministro de GNL de EE. UU. y otros exportadores cercanos, manteniendo las tarifas al contado para el combustible súper enfriado muy por encima de lo normal para esta época del año.
Pakistán está sufriendo apagones, debido en parte a que las naciones europeas superaron las ofertas de cargamentos de GNL del país con problemas de liquidez. Argentina también depende del GNL del mercado spot y se ha visto obligada a desembolsar cientos de millones de dólares para asegurar las entregas para el próximo invierno en el hemisferio sur.
Doble bluff
Como en cualquier juego de gallina, existe la posibilidad de que un lado o ambos se alejen del borde. Si bien Europa necesita el gas, el continente sigue siendo el único mercado potencial a corto plazo para la producción de los campos rusos.
Cerrar el grifo ahora puede cerrar permanentemente la puerta a las importaciones de energía rusa a sus vecinos, ahogando una fuente clave de ingresos en el proceso. Alemania, que ha sido criticada por su cauteloso apoyo a Ucrania, enfrentaría una presión renovada para enfrentarse a Putin con más fuerza.