Esta captura de imagen tomada de un video difundido por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) muestra una gran nube de ceniza que emerge del cono principal del volcán Cumbre Vieja en la isla de La Palma. (AFP).
Esta captura de imagen tomada de un video difundido por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) muestra una gran nube de ceniza que emerge del cono principal del volcán Cumbre Vieja en la isla de La Palma. (AFP).

Un manto de ceniza volcánica ha ennegrecido las inmaculadas salinas blancas de Andrés Hernández, arruinando alrededor de un tercio de su producción anual en las últimas dos semanas desde que el volcán Cumbre Vieja entró en erupción en la isla española de La Palma.

La familia Hernández está acostumbrada a vivir bajo la amenaza de los volcanes: en la última erupción de La Palma, hace 50 años, la lava se detuvo a sólo 200 metros de las salinas de su familia, dejándolas fuera de servicio durante dos años, informó Reuters.

Ahora, Hernández, tercera generación de propietarios de salinas, está decidido a limpiar y seguir fabricando sal.

Costará mucho trabajo, pero recuperaremos este entorno”, dijo a Reuters, añadiendo que otros isleños tuvieron mucha menos suerte, ya que perdieron sus casas y sus medios de vida.

El volcán, situado a 18 km de las salinas de Fuencaliente, lleva lanzando chorros de lava y ceniza desde el 19 de setiembre, destruyendo cientos de edificios y granjas y obligando a evacuar a miles de personas.

Pero aún no se han evaluado adecuadamente los daños económicos.

Las salinas estaban para recolectar en el momento de la caída de la ceniza, y se ha llenado totalmente. Ha creado la costra superior y no puede ser separada. No se puede separar la ceniza de la sal, está totalmente impregnada en el grano. Separarlo es imposible”, dijo Hernández, añadiendo que se habían arruinado hasta 200 toneladas de sal.

La erupción también ha disuadido a los visitantes de las salinas, uno de los atractivos turísticos de la isla.

Queda muchísima tristeza, y a nosotros como propietarios de este lugar y que vivimos en el entorno, ver cómo se encuentran las salinas (...) parece una salina totalmente abandonada, que no hay actividad”, dijo Hernández, quien sin embargo se mostró confiado en que las salinas sobrevivirán.

Nuestra experiencia con los volcanes viene de tiempo, de otras generaciones”, sostuvo.

Aeropuerto sigue cerrado

El cierre del aeropuerto de la isla española de La Palma se prolongaba este viernes y por un periodo indeterminado, a causa de la nube de cenizas provocada por la erupción del volcán Cumbre Vieja, anunció la gestora de los aeropuertos españoles AENA.

El aeropuerto de la isla en el archipiélago atlántico de Canarias “sigue inoperativo por acumulación de ceniza, continúan las labores de limpieza”, informó AFP, citando un tuit de AENA.

Interrogado por la AFP, un portavoz de AENA dijo desconocer cuándo podrá reabrir el aeropuerto, ya que las cenizas continúan cayendo.

La nube de cenizas obligó también a las aerolíneas a desviar sus vuelos hacia el aeropuerto en el norte de Tenerife a otro que queda en el sur de esa isla del archipiélago canario, según AENA.

Las cenizas emitidas por el Cumbre Vieja obligaron a las autoridades a cerrar el aeropuerto de La Palma la mañana del jueves para limpiar sus pistas.

El aeropuerto de La Palma, una pequeña isla de 85,000 habitantes, se mantuvo sin recibir vuelos del 25 al 29 de setiembre debido también a las cenizas.

La erupción del volcán no ha causado ninguna víctima, pero sí ha dejado graves daños y provocado la evacuación de 6,000 personas, algunas de las cuales perdieron todas sus pertenencias por la lava.

Las coladas destruyeron más de 1,000 edificaciones y han cubierto una superficie de 431 hectáreas, según las autoridades. Al llegar al mar, la lava se ha ido solidificando y ha formado una plataforma de unos 40 hectáreas.

Esta es la tercera erupción de un volcán en La Palma en el último siglo, luego de la del San Juan en 1949 y la del Teneguía en 1971. Ambas dejaron en total tres muertos, dos de ellos por inhalación de gases tóxicos, y causaron menos daños que los del Cumbre Vieja, ya que en esas décadas la isla estaba menos poblada.