Los dentistas no pueden eliminar todos los riesgos, pero están dando pasos para minimizar las probabilidades de diseminar el virus.
Uno nota los cambios en cuanto entra al consultorio. Muchos dentistas han eliminado las revistas del vestíbulo, además de reducir el número de asientos para alentar el distanciamiento social. Están además espaciando las citas para evitar que los consultorios se llenen.
Se le pudiera pedir al paciente que llegue con una mascarilla y que espere en el auto mientras se desinfecta el equipo y el dentista se prepara.
Antes de recibir atención, usted puede esperar que le tomen la temperatura y le pregunten sobre síntomas de COVID-19. Los procedimientos también están cambiando.
El coronavirus se disemina a través de gotitas rociadas por las personas cuando hablan, tosen o estornudan. La atención dental requiere contacto cercano en espacios pequeños y puede generar microgotas de saliva y agua.
Para reducir riesgos, los dentistas están regresando al uso de herramientas manuales para procedimientos como limpieza de dientes, en lugar de instrumentos que aceleran el trabajo, pero generan más gotitas.
El personal además está usando mascarillas, escudos faciales y otro equipo protector. Algunos dentistas están cobrando por el equipo extra.
Al estallar la pandemia, los consultorios dentales en Estados Unidos cerraron sus puertas, excepto para los procedimientos de emergencia. Para finales de junio, casi todos habían reabierto, de acuerdo con la American Dental Association.