El Senado de Argentina aprobó este miércoles la legalización del aborto hasta la semana 14 de gestación, una decisión histórica que convierte el país en uno de los pioneros de las conquistas sociales en América Latina.
La legalización del aborto, un proyecto del presidente de centro-izquierda Alberto Fernández, había recibido una media sanción de la Cámara de Diputados el 11 de diciembre, y este miércoles obtuvo el voto a favor de 38 senadores, con otros 29 en contra y una abstención, un resultado bastante más holgado de lo previsto.
Fernández celebró ese resultado en Twitter. “El aborto seguro, legal y gratuito es ley (...) Hoy somos una sociedad mejor que amplía derechos a las mujeres y garantiza la salud pública”, escribió.
El voto en la madrugada fue acompañado por miles de militantes feministas, que saltaron y lloraron de emoción, tras más de 12 horas de espera en las afueras del Congreso. Además de las que estaban en la plaza, muchas otras salieron a sus balcones a festejar.
“Después de tantos intentos y años de lucha que nos costaron sangre y vidas hoy por fin hicimos historia. Hoy dejamos un lugar mejor para nuestros hijos y nuestras hijas”, dijo a la AFP Sandra Luján, una psicóloga de 41 años que hizo vigilia con las jóvenes de pañuelo verde, símbolo de la campaña por el aborto.
Un proyecto para legalizar el aborto había sido aprobado en 2018 por la Cámara de Diputados, pero rechazado en el Senado. El cambio fue posible gracias a la campaña protagonizada por miles de jóvenes y colectivos de mujeres, la llamada marea verde.
Con la aprobación de este miércoles, Argentina, país natal del papa Francisco, se convierte ahora en el más grande de América Latina en legalizar el aborto, que también está permitido en Uruguay, Cuba y Guyana. En México está permitido en el Estado de Oaxaca y Ciudad de México.
-“Legislar para todos”-
Hasta ahora en Argentina el aborto sólo se permitía en caso de violación o de riesgo de vida para la mujer, según una legislación de 1921.
La legalización, que contempla la objeción de conciencia, no cursó por las líneas partidistas. Aunque en el gobernante Frente de Todos se respaldaba el proyecto, no todos sus congresistas lo avalaron.
Y hubo parlamentarios que marcaron su posición a favor de la legalización, al margen de su fe religiosa. “¿Por qué queremos imponer por ley lo que no podemos impedir con nuestra religión?”, preguntó la senadora Gladys González, del opositor Juntos por el Cambio y católica practicante, al anunciar su apoyo al proyecto.
El presidente Fernández, cercano a Francisco, había declarado días atrás: “soy un católico que piensa que el aborto no es un pecado”.
El gobierno calcula que ocurren entre 370,000 y 520,000 abortos clandestinos anuales, en un país de 45 millones de habitantes. Desde la restauración democrática en 1983, hubo más de 3,000 mujeres muertas por abortos inseguros.
En paralelo y en la misma sesión, el Congreso aprobó una Ley de los 1.000 días, para acompañar material y sanitariamente a las mujeres de sectores vulnerables que quieran llevar adelante su embarazo de modo que las dificultades económicas no se constituyan en un motivo para abortar.
La aprobación de la ley “sirve como inspiración para que otros países de la región y el mundo avancen en el reconocimiento del acceso al aborto legal y seguro”, pronosticó Amnistia Internacional.
-“Hoy es un día triste”-
La oposición a la interrupción voluntaria del embarazo, que adoptó el color celeste, tuvo como abanderadas a la Iglesia Católica y a la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (ACIERA), promotoras también de masivas marchas callejeras y de misas al aire libre.
“Hoy la Argentina retrocedió siglos de civilización y respeto al derecho supremo de la vida”, reaccionó ACIERA en un comunicado titulado “Hoy es un día triste”.
Según una encuesta de 2019 sobre creencias religiosas realizada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), el 62.9% de los argentinos se declara católico, el 18.9%, sin religión, y el 15.3%, evangélico.
También en los alrededores del Congreso, en el concurrido bando celeste, muchos esperaron de rodillas el resultado del debate parlamentario, recibido con enorme decepción.
Argentina aprobó el divorcio en 1987. Luego vino una ley de educación sexual integral (2006), una para el matrimonio igualitario (2010), y una de identidad de género (2012).