Los inversionistas en Argentina ven un lado positivo, ya que la derrota de los peronistas gobernantes en una votación legislativa podría generar un cambio hacia políticas económicas más ortodoxas, pero existe también la preocupación de que un Gobierno magullado pueda adoptar una postura aún más populista.
La oposición conservadora ganó el domingo en todo el país una posición clave en el Congreso, borrando la mayoría peronista en el Senado, lo que obligará al presidente Alberto Fernández a trabajar de manera transversal para impulsar una nueva legislación.
“El resultado más relevante en nuestra opinión es que el bloque de Gobierno perdió la mayoría del Senado”, dijo Diego Pereira, economista jefe de JP.Morgan para el Cono Sur. Lo calificó de “golpe” al ala más populista del Gobierno que encabeza la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
La votación respaldó el resultado de una elección primaria abierta en septiembre que provocó una importante reorganización del gabinete y creó divisiones en el partido gobernante. El presidente Fernández a última hora del domingo adoptó un tono conciliador y pidió la cooperación de todos los partidos.
“Es probable que el mercado adopte una visión netamente positiva de los resultados de las elecciones”, señaló Alberto Ramos, jefe de economía para América Latina de Goldman Sachs.
Afirmó que los votantes parecen haber rechazado la combinación de políticas actual y sus resultados, señalando “una inflación muy alta junto con un crecimiento económico y salarial en declive. Pero también existe el riesgo de políticas más populistas a corto plazo”.
Los inversores en el país generalmente ven a los conservadores como más favorables al mercado y desconfían del Gobierno peronista de centroizquierda de Fernández y su poderosa vicepresidenta.
Calmar los mercados
La derrota electoral podría llevar a una mayor división dentro de los peronistas gobernantes y ver una posible toma de poder por parte de más facciones de extrema izquierda aliadas a Fernández de Kirchner, y obstaculizar voces más moderadas como la del ministro de Economía, Martín Guzmán.
Pero también da impulso a la oposición, que los inversores pueden ver como algo positivo antes de la votación presidencial del 2023.
Los precios de los bonos soberanos se encuentran estancados en medio de dificultades desde hace meses, tras la reestructuración de deuda realizada en el 2020 gran parte del riesgo ya está descontado.
“El valor de los bonos ya reflejaba una situación de gran incertidumbre, por lo que creo que el resultado en sí no cambiará demasiado (los precios)”, señaló Santiago Bulat, economista de la consultora Invecq.
Los mercados de valores operaron inestables antes de la votación del domingo.
El índice MSCI Argentina cayó un 7.5% desde el martes, cuando cerró en su nivel más alto desde que los peronistas ganaron las elecciones primarias en agosto del 2019.
Por su parte, el índice de referencia bursátil en moneda local S&P Merval ha alcanzado una serie de máximos históricos este año, el más reciente el martes, ya que los locales compran acciones en medio de una moneda que se debilita y mientras el aumento de la inflación erosiona el valor de sus ahorros.
El peso oficial ha perdido el 16% de su valor frente al dólar estadounidense este año en una devaluación controlada, pero el tipo de cambio informal es casi el doble del tipo oficial. La inflación anualizada está por encima del 50%.
“El Gobierno debe calmar los mercados, comunicando una política fiscal y monetaria más ordenada”, dijo Rodrigo Álvarez, economista y consultor financiero de Buenos Aires. “Se necesita un plan para estabilizar las cosas”, acotó.