La medida planteada el miércoles por la Comisión Europea (CE) para fijar un precio máximo de compra en Europa al gas de origen ruso afectaría sólo al combustible que fluye por gasoducto y no afectaría por tanto al gas natural licuado (GNL) ruso que adquiere España, que el pasado julio supuso el 14.5% de sus importaciones.
“El gas ruso por tubería no se puede desviar fácilmente a terceros países. Un tope de precio en el gasoducto ruso permitiría la compra de dicho gas en la medida en que el precio no supere un umbral preestablecido”, puede leerse en la propuesta informal distribuida por la CE..
El Ejecutivo comunitario contempla cinco medidas para encontrar soluciones urgentes para mitigar la crisis de precios y sobre las que los ministros de Energía de los países de la UE debatirán este viernes en un consejo extraordinario convocado en Bruselas.
Estas ideas consisten en una reducción obligatoria del consumo eléctrico en los picos de consumo, capturar beneficios extraordinarios de empresas energéticas, limitar la asignación que recibirían renovables, hidráulica y nuclear en el sistema marginalista, aportar liquidez a las empresas en con dificultades e imponer un precio máximo de compra al gas ruso.
“Lo importante es considerar que será un límite máximo en el precio de importación por tubería de gas ruso”, subrayan al comentar esas ideas fuentes europeas, que precisan que “sería una medida al gas por gasoducto, que no es evidente que Rusia pueda venderlo a otro”.
Sin embargo, Rusia no sólo exporta a través de gasoductos. Una pequeña parte del combustible viaja en barcos metaneros en forma licuada y llega a las costas de España, país que en julio y agosto se ha convertido en el mayor comprador del mundo de GNL ruso por delante de Francia, China, Bélgica y Japón, según los cálculos del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA), con sede en Helnsinki.
El GNL ruso que importa España ha sustituido en parte al gas que compraba en Argelia, país con el que mantiene ahora una tensa situación diplomática a propósito del reciente apoyo de Madrid a las tesis marroquíes sobre el Sáhara occidental.
Según los datos del gestor del sistema en España, Enagás, las compras de gas a Rusia supusieron un 14.5% en julio, lo que supone un 10.7% en los siete primeros meses del año y un 9% en el cálculo interanual entre julio del 2021 y 2022.
Mientras tanto, Argelia ha dejado de ser el principal proveedor de España, con el 24.5% en lo que va de año y superada por EEUU (32.9%).
“El precio tope se aplicaría al momento de la importación, dejando la formación de precios para la venta de gas dentro del mercado interior no afectado. La medida bien puede ser utilizada por Rusia para justificar más interrupciones en los contratos existentes”, plantea el Ejecutivo comunitario.
Y efectivamente, el presidente de Rusia, Valdímir Putin, ha amenazado a la Unión Europea con cortar todas las exportaciones de productos energéticos hacia la UE si Bruselas impone límites de precios.
“No suministraremos gas, petróleo, carbón, carburante para calefacción, no suministraremos nada”, ha dicho Putin.
No obstante, las exportaciones energéticas rusas han caído y seguirán cayendo en volumen, aunque la carestía hace que Rusia ingrese más por vender menos. Desde agosto están prohibidas las compras de carbón ruso en la UE, a partir de enero se vetará el 90% del petróleo y trece países de la UE han visto ya cortado o limitado el suministro de gas.
El último de ellos Alemania, el mayor importador de gas ruso de la UE al que Moscú ha ido reduciendo el bombeo de gas hasta cerrar el grifo del Nord Stream 1 la pasada semana.
El pasado agosto, las importaciones de gas ruso por tubería en la UE fueron de 3,000 millones de metros cúbicos (3 bcm) frente a los 11,4 bcm de agosto del año pasado.
“Nuestra exposición reducida al gas ruso, por otro lado, hace que la imposición de un precio tope para las importaciones de gas por gasoducto son una opción más factible”, señala la propuesta de la Comisión.