La oposición rusa denunció el lunes fraudes masivos en las elecciones legislativas que terminaron la víspera, mientras el partido del presidente Vladimir Putin reivindicaba una supermayoría en unos comicios que prácticamente excluyeron a la oposición, tras meses de represión.
Con el recuento del 95% de los colegios electorales, el partido Rusia Unida lograba 49.6% de los votos, por delante de los comunistas (19.2%).
Pese a las acusaciones de la oposición, la presidencia rusa celebró “la transparencia y la probidad” de estas elecciones legislativas.
Un alto responsable del partido en el poder, Andréi Turchak, aseguró que su formación logró al menos 315 escaños de un total de 450 en la cámara baja del parlamento, la Duma, con lo que saludó una victoria “clara y limpia”.
Se trata de una mayoría de más de dos tercios, suficiente para modificar la Constitución sin el apoyo de otras formaciones.
“Para el presidente [Vladimir Putin] lo más importante es desde luego que las elecciones hayan sido competidas en la transparencia y la probidad” dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Este resultado constituye sin embargo un descenso para Rusia Unida respecto al 2016, cuando obtuvo 54.2% de los sufragios, y 334 diputados.
La oposición, mayoritariamente excluida de estas elecciones, igual que el principal opositor, el encarcelado Alexéi Navalni, denunció fraudes masivos a medida que la victoria de Rusia Unida se ampliaba durante la noche.
Por su parte, la Unión Europea denunció este lunes una atmósfera de intimidaciones en el periodo previo a las elecciones y lamentó la ausencia de observadores electorales independientes.
Fraude electrónico
El dirigente comunista Guennadi Ziugánov, generalmente comedido, denunció falsificaciones e instó a Putin a que cesen estas “trampas”.
En Moscú, bastión de los detractores del Kremlin, éstos afirmaron que los votos en línea habían sido falsificados, permitiendo invertir la tendencia desfavorable a Rusia Unida observada en el recuento de votos de papel.
“Son las elecciones del fraude electrónico” afirmó en Twitter Iván Jdanov, un afín de Navalni en el exilio.
Otro de sus aliados, Leonid Vólkov, denunció una “reescritura completa” de los resultados en Moscú y San Petersburgo.
La oenegé especializada Golos había recibido más de 4.950 denuncias de posibles irregularidades electorales y consideró como una “evidencia” el descenso del “nivel de transparencia” y de “claridad del sistema electoral”.
Las autoridades calificaron a Golos de “agente extranjero”.
Según Vólkov, el nivel de fraudes es peor que después de las legislativas del 2011, que fueron seguidas por una importante ola de manifestaciones.
La presidenta de la comisión electoral, Ela Pamfílova, rechazó esas acusaciones y elogió la “transparencia” de las elecciones.
Los partidarios de Alexéi Navalni habían pedido hacer “un voto inteligente” y apostar por aquellos candidatos mejor situados para impedir la elección de los representantes del partido de Putin. En la mayoría de casos eran los comunistas.
Según una dirigente cercana a Navalni, el resultado en alza de los comunistas (que obtuvieron 13.3% de votos en el 2016) supone un éxito.
Meses de represión
Estas legislativas se llevaron a cabo después de una intensa ola represiva contra la oposición, incluido el encarcelamiento de Navalni, cuya organización fue proscrita por “extremista”.
Además, las autoridades presionaron a los gigantes informáticos y al iniciarse las elecciones, el viernes, Apple y Google eliminaron la aplicación “voto inteligente” de Navalni.
Allegados de Navalni acusaron a Google y Apple de “ceder al chantaje del Kremlin”.
Además de Rusia Unida y los comunistas, otros tres partidos pueden superar el umbral de 5% para estar representados: los nacionalistas de LDPR (7,47%), los centristas de Rusia Justa (7.42%) y un recién llegado, el partido de “Nuevas Personas” (5.39%).
Estos partidos son considerados como una falsa oposición al servicio del Kremlin.
Unos 108 millones de rusos podían participar en estas elecciones para la Duma.
Pese a su triunfo, antes de los comicios, Rusia Unida tenía un respaldo popular históricamente bajo.
Encuestas recientes de la estatal VTsIOM revelaron que menos del 30% de los rusos pensaban votar por ese partido, 10% menos que en las semanas previas a las legislativas del 2016.
Aunque Putin, de 68 años, continúa teniendo un buen nivel de popularidad, Rusia Unida ha perdido respaldo ante el declive de las condiciones de vida tras años de estancamiento económico, agravado por la pandemia del coronavirus.
El partido del Kremlin gana también en las decenas de elecciones regionales, como en Chechenia, donde el dirigente autoritario Ramzán Kadýrov logró 99.6% de los votos.