La ofensiva de Rusia en el este de Ucrania y específicamente en las dos provincias del Donbás, que fueron un objetivo anunciado por Moscú, dependerá de combates urbanos e insurreccionales, que serán mortales, largos y cuyo resultado dependerá de la ayuda de los países occidentales.
Tras un fracaso de la primera ofensiva lanzada a finales de febrero, las fuerzas rusas afirmaron que van a concentrar sus esfuerzos en el este del país, al oriente del río Dniepr, que divide el país que podría marcar el límite de las ambiciones de Moscú, según expertos occidentales.
El lunes el portavoz del ministerio ucraniano de Defensa, Oleksandre Motuzianik, advirtió que los rusos ya casi terminaron la preparación de su ofensiva en el este. “El ataque tendrá lugar muy pronto”, afirmó.
El Donbás como prioridad
Tras haber retirado sus tropas de los alrededores de Kiev y del norte de Ucrania, Moscú tiene como prioridad la conquista de la totalidad del Donbás, una región que está en parte controlada desde el 2014 por grupos separatistas prorrusos.
El Kremlin quiere completar la operación contra en Lugansk y Donetsk antes del 9 de mayo, que marca el aniversario de la derrota de los nazis por el ejército soviético en 1945.
Para el excoronel francés Michel Goya se perfila un “estancamiento de las operaciones” para el 9 de mayo porque “ambos bandos carecen de capacidades ofensivas para modificar de forma significativa la línea del frente”.
¿Dniepro como un objetivo?
Los rusos tienen posiciones que no se limitan a la zona del Donbás. Siguen el asedio contra el puerto de Mariúpol, en el sur y parecen estar interesados en el conjunto de la región de Dniepro.
Esta ciudad, rica en industrias, es la cuarta más importante del país y “constituye un objetivo político y militar” para los dos bandos, estima Mick Ryan, un general estadounidense retirado para quien Moscú va a intentar “dejar a las fuerzas ucranianas en el Donbás intentando cercarlas avanzando sobre Dniepro”.
“Las dos serán batallas sangrientas”, advirtió.
Una guerra urbana con insurrecciones
Las primeras semanas de la guerra ya mostraron que los combates podrían orientarse hacia objetivos urbanos, donde el combate deriva en insurrecciones, lo que implica que ambos bandos van a sufrir pérdidas considerables.
Los rusos “van a tener que entrar en las ciudades del Donbás y eso les va a costar caro”, señaló una fuente militar occidental, que estima que unos 60,000 soldados rusos abandonaron el frente norte para ser desplegados en esta región.
Allí hay desplegados unos 40,000 efectivos ucranianos que están entrenados y equipados.
“Vamos a asistir a algo de largo aliento. Ignoramos cuál es la capacidad de los ucranianos de aguantar en el tiempo”, estimó estimó el militar.
James Dobbins, analista del centro RAND con sede en Washington, constató que los “comandos ucranianos ya comenzaron a formar un movimiento de resistencia para combatir detrás de las líneas enemigas”.
Un portal en internet da consignas a ciudadanos que quieran formar una resistencia.
Un resultado incierto
Las fuerzas rusas parecen superiores con su reagrupación en el este. Pero los ucranianos tienen razones vivenciales para querer resistir y un sentimiento patriótico atizado por el carisma del presidente Volodimir Zelenski.
“Si las fuerzas rusas logran un avance en el este o si son capaces de avanzar en Dniepro, podríamos ver un cambio en la dinámica del conflicto”, estimó el general Ryan.
Moscú tiene dos objetivos urgentes antes del 9 de mayo y otros planes a largo plazo antes de aceptar una eventual negociación. En los dos casos, nada es seguro.
“Es difícil imaginar cómo (los rusos) podrían crear suficientes puntos de contacto victorioso para ganar esta ofensiva en la primavera” boreal, escribió en su cuenta de Twitter Michel Goya.
Para él, la ayuda occidental es esencial, ya sea con ayuda de inteligencia, equipamientos modernos como misiles y drones o con armamento más pesado.