El uso del cannabis en la alimentación de pollos podría convertirse en una importante aliada para la reducción del suministro de antibióticos en la agroindustria, explicaron investigadores tailandeses.
Los resultados preliminares de un estudio llevado a cabo por el Departamento de Ciencias Animales y Acuáticas de la Facultad de Agricultura de la Universidad de Chiang Mai, en el norte del país, mostraron que pollos alimentados con hojas de marihuana tendían a experimentar menos casos de enfermedades, lo que podría ayudar a reducir la dependencia de los agricultores al uso de antibióticos.
“Los pollos que fueron alimentados con cannabis como aditivo alimentario no crecieron más rápido que los controlados, pero tampoco fueron más débiles. Sus organismos se mantuvieron sanos”, señaló la profesora Chompunut Lumsangkul, responsable del estudio.
La investigación comenzó el año pasado tras la petición de la finca Pethlanna, una planta productora de pollos en la ciudad de Lampang, también en el norte, donde fueron analizados un millar de animales.
“Estábamos interesados en los efectos de las hojas de marihuana en esos pollos, si funcionarían como antibióticos” para reducir las enfermedades, “entonces hablamos con el decano de la Facultad de Agricultura y obtuvimos este proyecto”, explicó Lumsangkul.
Durante varias semanas, los animales recibieron diferentes dosis y formas de la planta, aunque todas en niveles seguros para que no afectaran su salud, aseguró la investigadora.
“Como usamos marihuana triturada o mezclada en el agua, la intensidad de los principios activos no es alta”, afirmó, aunque adelantó que su equipo conducirá otros estudios complementarios para averiguar “los efectos también a largo plazo” de su uso.
Además de una mayor resistencia a las enfermedades, los resultados preliminares del estudio, que deberán ser publicados este año, indicaron que la calidad de la carne de los pollos alimentados con cannabis también podría ser superior a la de los que actualmente reciben altas dosis de antibióticos.
Asimismo, los niveles utilizados de la sustancia no dejaron rastros en la carne o huevos de las aves y, de momento, se mostraron seguros para el consumo, ya que el cuerpo humano cuenta con “enzimas capaces de metabolizar” tanto el tetrahidrocannabinol (THC) como el cannabidiol (CBD), dos de los principios activos de la planta.
Para Lumsangkul, si confirmados los resultados, la marihuana podría convertirse en una importante herramienta para transformar la industria tailandesa, ya que, además de animales más saludables, su uso igualmente podría impactar el creciente, aunque todavía incipiente, cultivo del cannabis en Tailandia, en medio de la progresiva flexibilización de su consumo en el país asiático.
Tailandia legalizó a finales del 2018 el uso medicinal del cannabis y, desde el pasado febrero, relajó además las reglas para su cultivo y consumo, con lo cual muchos sectores del país pasaron a apostar en un mercado de gran potencial que podría mover hasta US$ 661 millones (635 millones de euros) ya en el 2024 en el país, de acuerdo con la entidad de investigación Prohibition Partners.