Donald Trump se prepara para traspasar su hotel en un emblemático edificio de Washington, donde cabilderos, donantes y representantes de gobiernos extranjeros pulularon, dispuestos a gastar mucho con la esperanza de obtener algo de influencia con el expresidente.
El Trump International Hotel de la capital estadounidense, ubicado en un edificio del siglo XIX que recuerda al estilo románico, cerrará sus puertas.
La Trump Organization vendió el arrendamiento del edificio por un monto anunciado de US$ 375 millones a un fondo de inversión, que planea reabrir el hotel en los primeros meses del 2022 con el nombre de Waldorf Astoria.
Construida en la década de 1890, la torre de 12 pisos (una antigua oficina de correos) es el tercer edificio más alto de la capital de Estados Unidos y pertenece al Estado.
Destinada varias veces a demolición, la construcción se salvó por poco cuando en el 2011 Donald Trump se comprometió a invertir US$ 200 millones en su renovación.
Así, en el 2013, la Administración de los Servicios Generales (GSA), que gestiona el parque inmobiliario federal, le propuso un contrato de alquiler a la Trump Organization por 60 años con una opción de prolongarlo otros 40 años más.
El hotel abrió en el otoño del 2016, unos meses antes de que Donald Trump ingresara a la Casa Blanca.
“Es un lugar del que (Trump) está muy orgulloso”, expresó el entonces portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, en su primera conferencia de prensa en enero del 2017.
“Conflicto de interés”
Al asumir la Presidencia, Donald Trump encomendó el control de su imperio inmobiliario a sus dos hijos mayores, prometiendo no interferir en la actividad de sus propiedades.
En realidad, el expresidente lo promovió en cada oportunidad que tuvo y el Trump International Hotel, donde una noche en la Suite Franklin cuesta US$ 12,000, ha conservado su influencia.
Durante su presidencia, 150 funcionarios de 77 países extranjeros pasaron por la propiedad del multimillonario republicano, según la ONG anticorrupción CREW.
Una serie de grupos políticos estadounidenses gastó US$ 3 millones para organizar unos 40 eventos en el hotel de la famosa Pennsylvania Avenue.
“A Donald Trump nunca se le debería haber permitido conservar su hotel”, denuncia el presidente de CREW, Noah Bookbinder.
“La ley está completamente de mi lado, los presidentes no pueden tener un conflicto de intereses”, se defendió Trump en el 2016, cuando se le preguntó por la mezcla de sus prerrogativas presidenciales con la promoción de su imperio inmobiliario.
Un hotel con vida corta
La supervivencia del Trump International Hotel fue efímera. Una investigación parlamentaria encontró que el hotel había perdido más de US$ 70 millones durante el mandato de Trump, y señaló que había “exagerado enormemente” sus ganancias.
La Trump Organization calificó el informe de “intencionalmente engañoso, irresponsable y equivocado”, y lo llamó “acoso político”.
El grupo empresarial no atendió las solicitudes de comentarios de la AFP.
Sin embargo, varios medios estadounidenses han informado que el hotel afronta una tasa de ocupación muy baja, en particular debido a la pandemia.