La revolución del trabajo remoto ha llevado a algunas empresas de tecnología de Estados Unidos a buscar nuevas contrataciones en Latinoamérica, donde pueden encontrar profesionales calificados en una zona horaria similar y dispuestos a trabajar por un salario más bajo.
Es una extensión lógica del distanciamiento de centros de trabajo como San Francisco y Nueva York a lugares menos costosos, incluso a través de fronteras nacionales, consecuencia de la implementación del teletrabajo por la pandemia. Además, las cotizaciones de divisas frente al dólar solo refuerzan la tendencia.
Brasil, en particular, se ha vuelto cada vez más atractivo para quienes tienen dólares para gastar. Desde el comienzo de la pandemia, el real brasileño se ha depreciado más de una cuarta parte de su valor. Otras divisas latinoamericanas, como el peso argentino y el peso colombiano, también se encuentran entre las de peor desempeño de los últimos dos años.
Por eso, cuando una startup de Silicon Valley contrata a alguien como Alexandre Rocco, el acuerdo termina siendo atractivo para ambas partes.
En mayo, el residente de Sao Paulo recibió un mensaje por LinkedIn del cazatalentos brasileño Revelo preguntándole si alguna vez había considerado trabajar para una empresa estadounidense. El hombre de 41 años dijo que siempre había sentido curiosidad por la idea, pero que pensaba que habría barreras complejas que superar. Ese resultó no ser el caso, y en cuestión de meses estaba trabajando desde su casa como gerente de ingeniería para la nueva empresa Walrus Health, con sede en San Francisco.
Rocco dice estar consciente de que probablemente le paguen menos en términos de dólares de lo que le pagarían si lo contrataran en EE.UU. Sin embargo, considera que sigue siendo un buen trato. Él dice que su salario aumentó en un 40% cuando cambió de trabajo, aunque se negó a revelar su salario exacto.
‘Muy, muy, caro’
En el otro extremo, Walrus se beneficia de una mano de obra más barata en el extranjero, en un momento en que las empresas estadounidenses se ven obligadas a aumentar los salarios debido a las presiones inflacionarias internas. “El Área de la Bahía se puso muy, muy, cara”, señaló Kimball Thomas, director ejecutivo de Walrus.
Thomas vivió en Brasil en la década de 2010 y sabe que, a pesar de la burocracia adicional, “los salarios allí son mucho más bajos”, por lo que terminó contratando a un puñado de programadores con sede en Brasil, incluido Rocco, que ahora conforman la mitad de su equipo de desarrollo. “Esta no es una solución temporal”, dijo Thomas. “Realmente queremos que funcione a largo plazo y buscaremos invertir en ello”.
La idea podría resultar atractiva para una industria tecnológica estadounidense que podría enfrentar una escasez de al menos 1,2 millones de trabajadores tecnológicos para 2030, según un estudio de la consultora Korn Ferry.
En los últimos meses, la cantidad de empresas extranjeras que contratan talento en Latinoamérica ha aumentado un 156%, la mayor cantidad de cualquier región del mundo, con los ingenieros de software liderando el auge de contratación, según un informe de la empresa global de contratación Deel.
Las similitudes culturales y un grupo calificado de talentos también ayudan a que América Latina sea un mercado atractivo. Esto permite a los empleadores “conectarse de inmediato” con los trabajadores locales, dijo Pepe Villatoro, jefe regional de expansión de Deel.
En 2021, el salario tecnológico promedio cayó 1,1% en los principales centros de EE.UU., la primera caída en cinco años, según un informe del mercado tecnológico Hired. Mientras tanto, el resto del mundo se puso al día, con un aumento global de los salarios tecnológicos de 6,2%.
Los sueldos para los puestos junior en Latinoamérica publicados en la plataforma de Revelo han aumentado casi un 50% a alrededor de US$89.000 al año en promedio desde el comienzo de la pandemia.
“Si contrato a alguien en Cleveland, ¿por qué no contratar a alguien en Bogotá?”, dijo Josh Brenner, CEO de Hired, en una entrevista. “Ambos son remotos, ambos están en la misma zona horaria. Y hacerlo de esa forma me resulta más rentable en este momento”.
Búsqueda de empleo
Desde la ciudad costera de Florianópolis en el sur de Brasil, Janaina Coelho gana entre US$3.000 y US$5.000 al mes trabajando como desarrolladora de control de calidad para la startup de hospitalidad AvantStay con sede en Los Ángeles. Antes de que la desarrolladora de 32 años dejara su trabajo en una empresa brasileña de tecnología de la información el año pasado, Coelho decía no estar considerando cambiarse a una empresa extranjera. Pero luego comenzó a recibir ofertas, y la promesa de un salario en dólares y la opción de trabajo remoto sonaba atractiva.
“¿Por qué fui a buscar trabajo al extranjero? Porque las empresas extranjeras comenzaron a acercarse”, dijo Coelho. “Empecé a recibir nuevas propuestas cada semana”.
Pia Orrenius, vicepresidenta del Banco de la Fed de Dallas, dice que la deslocalización de puestos tecnológicos podría no ser tan fácil como parece. El auge de hace décadas en la subcontratación de negocios en el extranjero se basó en gran medida en mano de obra de habla inglesa más barata como la India. Reproducir eso con trabajadores tecnológicos en América Latina de habla hispana y portuguesa será más difícil a gran escala.
“Buena suerte para encontrar personas que hablen inglés con fluidez”, indicó Orrenius, economista laboral. “Hay muchos límites en la medida en que los empleadores pueden hacer esto”.
Pero para Lucas Mendes, cofundador de Revelo, aquellas empresas que buscan talento en el extranjero ahora se están adelantando a lo que pronto se convertirá en una necesidad.
Mendes dice que el auge remoto impulsado por la pandemia ha llevado a la compañía de reclutamiento con sede en Sao Paulo a expandirse cuatro veces, y eso ha atraído a clientes que van desde nuevas empresas emergentes hasta clientes de renombre, incluidos Goldman Sachs Group Inc. y Accenture Plc.
“La pandemia convirtió al mercado local en uno global”, dijo Mendes. “El genio está fuera de la lámpara”.