Se espera que el crecimiento de las ganancias de las empresas estadounidenses se ralentice el próximo año tras un 2021 de gran éxito, con un aumento de la inflación y una variante del COVID-19 que se está extendiendo rápidamente, lo que aumenta la incertidumbre mientras los inversores tratan de justificar precios de acciones que cotizan cerca de sus máximos históricos.
El S&P 500 va camino de subir cerca de un 24% este año, y la relación precio-utilidad del índice se sitúa muy por encima de su media a largo plazo, lo que hace temer que el mercado esté sobrecomprado.
Las ganancias del S&P 500 se prevén en un 8% en el 2022, tras un aumento estimado del 50% este año, cuando las empresas se recuperaron de los cierres y la recesión en las primeras fases de la pandemia, según los datos de IBES de Refinitiv.
Las estimaciones de consenso de Wall Street para el 2022 apenas han variado en las últimas semanas, incluso cuando los índices bursátiles han perdido terreno en medio de la preocupación por la rapidez con la que se está extendiendo la variante ómicron.
“Estamos entrando en un entorno en el que es probable que pasemos de ver una expansión múltiple a una compresión múltiple”, dijo Robert Phipps, director de Per Stirling Capital Management en Austin, Texas, refiriéndose a que los beneficios de una empresa aumentan, pero el precio de sus acciones no sigue el mismo camino, dejando a los inversores con poca recompensa.
La relación precio-ganancia a futuro del S&P 500 se sitúa en 21.5, frente a su media a largo plazo de 15.5, según Refinitiv DataStream.
Un factor clave que ha contribuido a sostener las valoraciones han sido las tasas de interés ultrabajas, que probablemente cambien ahora que la Reserva Federal se está volviendo más agresiva con la preocupación por la inflación, señaló Phipps.
El aumento de las tasas de interés incrementa los costos de los préstamos para las empresas y los consumidores, mientras que las tasas más altas también pueden reducir los múltiplos de las acciones, especialmente en el caso de los valores tecnológicos y otros de alto crecimiento.
El endurecimiento del mercado laboral y el fortalecimiento de la economía empujaron a la Fed a anunciar la semana pasada que pondría fin a sus compras de bonos de la era de la pandemia en marzo. Esto podría abrir la puerta a tres subidas de las tasas de interés de un cuarto de punto para finales del 2022.
Los responsables de la Fed también prevén que la inflación se sitúe en el 2.6% el próximo año, por encima del 2.2% que proyectaron en setiembre.
Al mismo tiempo, las empresas siguen luchando contra las interrupciones de suministro debidas a la pandemia, que parece estar entrando en una nueva fase agravada a medida que aumentan los casos de ómicron en todo el mundo.
La posibilidad de una propagación más rápida y de nuevas restricciones se cierne sobre algunos países antes de las vacaciones. Desde principios de mes, los casos de COVID-19 en Estados Unidos han aumentado un 50%, según un recuento de Reuters.
“Hay muchas cosas que pueden salir mal”, indicó Christopher Harvey, jefe de estrategia de renta variable estadounidense de Wells Fargo Securities, que ve mayores probabilidades de un descenso del mercado de aproximadamente el 10% para el próximo verano austral.
Las empresas estadounidenses han conseguido este año mantener los márgenes de beneficio porque han recortado los costos y han trasladado los altos precios a los clientes. Sin embargo, no está claro hasta qué punto los últimos riesgos cambiarán las estimaciones de beneficios y los resultados del 2022.
El crecimiento estimado de los beneficios del S&P 500 para el 2022 era del 8.3% hasta el viernes, frente al 8% de principios de diciembre, según datos de Refinitiv.
“Las estimaciones de beneficios en realidad están subiendo en diciembre, por lo que ómicron ni siquiera se tiene en cuenta en las estimaciones en este momento”, comentó Nick Raich, CEO de la firma de investigación independiente The Earnings Scout.