La demanda de petróleo se venía abajo y la industria petrolera enfrentaba una brutal caída en los precios cuando Estados Unidos dio un paso inusual interviniendo en las negociaciones de la OPEP con países ajenos a ese bloque como Rusia y México, una alianza conocida como OPEP+.
El presidente estadounidense Donald Trump y un grupo de senadores usaron su influencia para empujar este fin de semana a la OPEP y sus aliados (OPEP+) a un acuerdo por el cual se reduce la producción en casi 10 millones de barriles diarios, casi una décima parte de la producción actual.
La inusual intervención de Estados Unidos --y el hecho de que funcionó-- reflejan el estado de desesperación en que se encontraban los países petrolíferos como consecuencia del desbarajuste económico asociado con el brote de coronavirus.
“Ha habido otras crisis en el mercado del petróleo, pero nada como esto”, dijo Dan Yergin, vicepresidente de IHS Markit. “Incluso cuando se produjo la debacle de precios en 1986 o 1988, la demanda subió. Nunca hubo una caída del 20% o del 25% de la noche a la mañana. La economía mundial jamás se había paralizado de la noche a la mañana”.
Trump sabía lo que estaba en juego a nivel interno: Estados Unidos es hoy el principal productor de petróleo y de gas del mundo.
“Esta medida histórica ayudará a casi 11 millones de trabajadores estadounidenses que dependen de la industria del gas y el petróleo”, dijo Trump en conferencia de prensa el lunes.
¿Hasta qué punto fue importante la intervención estadounidense?
Los estadounidenses ya intervinieron en la OPEP en el pasado, haciendo llamadas telefónicas o tratando de inclinar la balanza hacia algún lado durante crisis internacionales o circunstancias inusuales. Sus intervenciones generalmente fueron motivadas por los precios altos. En la actual coyuntura, sin embargo, los precios bajaron más de 60% desde principios del año.
“No hay nada nuevo en que un presidente llama por teléfono a Riad para pedir ayuda en relación con desajustes del mercado de petróleo, pero el nivel de presión y de participación de Estados Unidos, por no mencionar del G20, combinado con la magnitud de los recortes en la producción, es algo rara vez visto en la historia de la OPEP”, expresó Jason Bordoff, fundador y director del Centro de Políticas Energéticas Mundiales de la Universidad de Columbia.
¿Qué aportó exactamente EE.UU.?
México empantanó las negociaciones al negarse a reducir su producción en más de 100,000 barriles diarios, cuando la OPEP le pedía el doble o el triple de esa cifra. Trump dijo que Estados Unidos se haría cargo de los recortes que México no quería hacer.
Si bien el compromiso asumido por Trump puede haber sido medio ficticio dado que las empresas estadounidenses ya estaban reduciendo su producción en vista de los bajos precios, la intervención de Trump a favor de México puede haber dado el impulso que faltaba para finiquitar el acuerdo.
“Tenían que aceptar ceder algo para que los otros integrantes de la OPEP, que, les gustase o no, iban a tener que aceptar estos términos, lo hiciesen sin perder prestigio”, comentó Kevin Book, director administrativo de Clearview Energy Partners.
Las declaraciones de Trump revelan asimismo que Estados Unidos considera a México un aliado importante en el mercado energético integrado de América del Norte, según Amy Myers Jaffe, senior fellow del Consejo de Relaciones Exteriores. “Creo que le será útil al presidente en otras áreas”, incluidos los temas relacionados con la frontera, agregó.
Más llamativa todavía fue una llamada que una docena de senadores y altos funcionarios de los sectores de energía y defensa hicieron el sábado. El senador Dan Sullivan dijo que se trabaja en una legislación que retiraría las fuerzas militares estadounidenses de Arabia Saudita.
“Si pierden ese grupo de senadores, surge el fantasma de la anulación de vetos a legislaciones perjudiciales para los saudíes”, dijo Sullivan a un pequeño grupo de periodistas del Congreso.
Esa fue una amenaza bien clara, según Book. “No fue una negociación desde ningún punto de vista”, señaló. “Los saudíes viven en una zona muy peligrosa y Estados Unidos desempeña un papel vital como su protector”.
¿Por qué no subieron los precios del petróleo después del acuerdo?
A pesar del acuerdo, el precio de referencia del crudo en Estados Unidos era de US$ 22 el barril el lunes, muy por debajo de lo que necesitan los productores para sobrevivir. Pero por encima de lo que habían pronosticado algunos analistas.
“El reloj avanzaba, para todos, porque pare fines de abril o principios de mayo el mundo se iba a quedar sin espacio de almacenamiento y los precios iban a bajar más todavía”, explicó Yergin.