Donald Trump
Donald Trump

Como empresario, la fortaleza del presidente estadounidense Donald Trump residía en su disposición a mantener múltiples opciones en el aire y cambiar de idea sobre la marcha. En las relaciones internacionales, esa imprevisibilidad podría resultar negativa.

En los últimos días, la repentina reversión por parte de Trump de políticas en un amplio espectro que va desde aranceles a la no proliferación nuclear ha generado protestas tanto de aliados como de rivales.

Esas tácticas de negociación flexibles –detalladas en el libro de Trump “The Art of the Deal”, de 1987- los han llevado a cuestionar la confiabilidad de los Estados Unidos como socio de negociaciones y, en algunos casos, de seguridad.

En momentos en que ministros de Defensa de todo el mundo se reúnen el viernes en el cónclave de seguridad ISS Shangri-La Dialogue en Singapur, es probable que las dudas sobre la confiabilidad de EE.UU. rivalicen con los conocidos temores respecto de la creciente firmeza de las fuerzas armadas de China.

“Muchos delegados plantearán las preguntas que empezaron a hacer el año pasado sobre la coherencia de EE.UU. y su decisión de defender un orden internacional basado en reglas”, dijo John Chipman, director general del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, que tiene sede en Londres y que organiza el evento en el Hotel Shangri-La en Singapur.

Las decisiones de Trump han generado tensión en las alianzas tradicionales y han creado oportunidades para que China –que ya ha desplazado a EE.UU. como principal socio comercial de la mayor parte de los países asiáticos- se extienda.

En el contexto de amenazas de aranceles por parte de EE.UU. en abril, China y Japón mantuvieron sus primeras negociaciones comerciales en ocho años.

Los delegados tienen muy presentes las decisiones de Trump de retirarse del acuerdo nuclear con Irán, abandonar una tregua comercial con China, eliminar las exenciones de aranceles al acero y el aluminio a algunos aliados y cancelar –y luego resucitar- el plan de una cumbre con el líder norcoreano Kim Jong Un.

Las decisiones sobre la cumbre tomaron por sorpresa a dos aliados asiáticos clave: el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, que acababa de regresar de Washington, y el primer ministro japonés Shinzo Abe.

Trump “me desconcierta”, dijo el jueves el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en un discurso en Bruselas, apenas antes de que EE.UU. confirmara que impondría nuevos aranceles al acero y el aluminio procedentes de la Unión Europea, Canadá y México.

Menor credibilidad
Trump advirtió luego a Canadá que todo Tratado de Libre Comercio de América del Norte renegociado debía ser “un acuerdo justo, o no habrá acuerdo alguno”.

Horas antes, el primer ministro canadiense Justin Trudeau manifestó su frustración ante el hecho de que Trump hubiera cancelado las posibilidades de un TLCAN que fuera un “beneficio para las tres partes”.

China hizo declaraciones luego de que Trump dijera que concretaría la imposición de aranceles a US$ 50,000 millones de importaciones chinas a pesar del anuncio de su secretario de Comercio de que una guerra comercial era algo que estaba “suspendido”.

“Todo cambio repentino en las relaciones internacionales no hace más que reducir la credibilidad de un país”, dijo Hua Chunying, una portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China.

Abe expresó el mismo día su frustración respecto de los planes de EE.UU. de imponer castigos comerciales a su país por motivos de seguridad nacional. Abe, que se ha esforzado por cultivar una relación con Trump, dijo que era inaceptable que EE.UU. tomara semejante medida contra uno de sus más estrechos aliados militares.

El primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, que entró en funciones en mayo, dijo el martes que no estaba interesado en reunirse con Trump. “No sé cómo trabajar con una persona que cambia de idea de la noche a la mañana”, declaró en una entrevista del Financial Times.