Las autoridades de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos parecen dispuestas a ofrecer una serie de aumentos agresivos de las tasas de interés al menos hasta el verano boreal para hacer frente a la fuerte inflación y los crecientes costos laborales, pese a que dos reportes del viernes mostraron señales tentativas de que ambos podrían estar llegando a su punto máximo.
Los altos precios de los alimentos y la gasolina elevaron la inflación general al 6.6% en marzo, un máximo de 40 años, según datos del Departamento de Comercio.
En más del triple del objetivo de la Fed, la inflación es la razón por la que se espera que el banco central acelere el ritmo de las alzas de tasas con un aumento de medio punto en cada una de sus próximas tres reuniones, y continúe subiendo los tasas hacia finales de año.
Los contratos vinculados a la tasa de política monetaria de la Fed ahora muestran fuertes apuestas a que el tipo de interés aumente a un rango de 3%-3.25% para fin de año, colocando los costos del crédito en un territorio en que los banqueros centrales estadounidenses creen que frenará el crecimiento.
Pero la medida de inflación seguida más de cerca por el banco central como una señal de las presiones de precios subyacentes, conocida como el índice de precios de gastos de consumo personal subyacente, se desaceleró levemente a 5.2% en marzo, desde 5.3% el mes previo.
El reporte, del Departamento de Comercio, también contenía nueva evidencia de un cambio largamente esperado hacia el gasto en servicios que las autoridades de la Fed esperan que también alivie la presión alcista sobre los precios, ya que el gasto en bienes duraderos disminuyó.
Mientras, un informe separado mostró que los empleadores aumentaron los beneficios para atraer trabajadores, acelerando el ritmo de aumento de los costos laborales al 4.5% y subrayando la opinión de la Fed de que el mercado laboral está extremadamente y quizás poco saludablemente ajustado. Pero el crecimiento de los salarios privados se estabilizó, en un 5%.
Los reportes “no impedirán que la Fed suba (la tasa en) 50 pb la próxima semana, pero respalda nuestra opinión de que la inflación cederá un poco más rápido este año de lo que parecen esperar las autoridades de la Fed”, dijo Andrew Hunter, economista senior para Estados Unidos de Capital Economics.
La Fed, y particularmente su jefe, Jerome Powell, no dan nada por sentado tras quedar mal varias veces en los últimos dos años en su evaluación de las presiones inflacionarias que se negaron a disminuir como se predijo.
“Queremos ver un progreso real en la inflación”, dijo Powell hace poco más de una semana, citando otra ronda de posibles presiones inflacionarias sostenidas al alza causadas por la guerra en Ucrania y los recientes confinamientos por el COVID-19 en China que prolongan los problemas de la cadena de suministro. “Puede ser que el punto máximo real haya sido en marzo, pero no lo sabemos, por lo que no vamos a contar con eso”.
En su reunión del próximo miércoles, la Fed subirá las tasas de interés en medio punto porcentual, por sobre los 25 puntos habituales, ya que busca controlar la demanda general que ha superado con creces la oferta tanto en mano de obra como en bienes. También está lista para dar el visto bueno para iniciar el proceso de reducción de sus tenencias de activos como otra forma de endurecer las condiciones financieras.
Algunos analistas no se sintieron cómodos con ninguno de los reportes del viernes, y señalaron que el continuo aumento en los costos laborales generales mantiene en juego los temores de una espiral de salarios y precios.
“Estas lecturas, que no muestran señales de alivio, serán motivo de preocupación para las autoridades de la Fed a medida que toman decisiones sobre la política monetaria en un entorno en el que el mercado laboral está ajustado y los precios están en su punto más alto en 40 años”, escribió Rubeela Farooqi de HFE.