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La concluye este miércoles una reunión de política monetaria en la que mantendría las tasas de interés sin cambios, pero confirmaría su intención de volver a aumentarlas este año, a pesar del descontento de .

La reunión ordinaria del Comité Monetario de la Fed comienza hoy en medio de un clima enrarecido, sin que haya sido prevista una conferencia de prensa del presidente de la entidad, Jerome Powell, como ocurre habitualmente.

La semana pasada, el presidente Trump rompió con décadas de tradición por el respeto a la independencia del banco central estadounidense al criticar abiertamente el curso de la política monetaria.

En una entrevista televisada, Trump había dicho: "No estoy contento" con la política de incrementar gradualmente las tasas de interés. "Pero al mismo tiempo les dejo hacer lo que creen que es mejor".

En esa ocasión, el mandatario también había insinuado que la Fed estaba empujando al dólar, obstaculizando en consecuencia la competitividad de las exportaciones estadounidenses, el caballo de batalla del gobierno.

Esta crítica de la Casa Blanca ha recordado la presión política sobre la Fed en la época de Richard Nixon o incluso de George Bush padre. Sin embargo, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, aseguró el domingo que Trump "respeta plenamente la independencia de la Fed".

Crecimiento "sostenible"

El crecimiento económico de Estados Unidos en el segundo trimestre ha registrado un alza del 4.1% interanual, el mayor ritmo en cuatro años.

Según Mnuchin, se trata de una expansión "sostenible". "No creo que sea un fenómeno de dos o tres años, creo que estamos en un período de cuatro o cinco años de crecimiento sostenido, de al menos un 3%", dijo el secretario del Tesoro.

Alan Blinder, ex número dos de la Fed y actualmente profesor en la Universidad de Princeton, explicó: "Creo que, por desgracia, tenemos un presidente que no cree en la independencia de nadie, ni del poder judicial, ni de la Reserva Federal, ni del FBI".

"(Trump) ve a Estados Unidos como una empresa familiar y está equivocado", agregó Blinder, quien señaló que la iniciativa presidencial probablemente "complicará la vida a la Fed".

Randall Kroszner, otro exmiembro del banco central estadounidense, hoy profesor de economía de la Universidad de Chicago, es menos alarmista. "El presidente (de la Fed) Jerome Powell ha dicho varias veces que ser apolítico está en el ADN de la Reserva Federal", que debería "ignorar estas presiones".

"Por ahora, se trata de un golpe aislado, hay que ver si se convierte en uno continuo", señaló Kroszner, en alusión a los comentarios del inquilino de la Casa Blanca.

En lo inmediato, la expectativa es que la Fed no suba las tasas, como hizo en junio, sino que espere hasta setiembre. De acuerdo con la evolución de los instrumentos del mercado monetario, un 97.5% de los actores financieros cree que las tasas se mantendrán sin cambios, entre 1.75% y 2%.

La Fed espera elevar los niveles dos veces más este año, en un cuarto de punto porcentual, si la inflación se estabiliza en torno al objetivo del 2% (en mayo fue de 2.3%, según el índice PCE).

Incertidumbre comercial

La Fed mantiene la cautela debido a la incertidumbre creada por las tensiones comerciales entre Washington y sus socios, particularmente China, Canadá, México y Europa. "Por el momento, casi no ha habido impacto macroeconómico de las disputas comerciales", dijo Kroszner.

Pero de acuerdo con el último Libro Beige de la Fed, un informe sobre las condiciones económicas, la preocupación se está extendiendo en la industria local en relación con los aranceles aplicados al acero chino que hacen subir los precios.

Frente a las represalias de Pekín a la soja estadounidense, la administración Trump ya tuvo que subsidiar a los agricultores. La promesa consiste en comprar US$ 12,000 millones de su producción, especialmente de soja, para compensar las pérdidas.

Para Jim O'Sullivan, de High Frequency Economics, "no hay ninguna razón para que la Fed envíe esta semana una señal diferente" al mensaje que dio Powell en el

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