Comprar un vehículo usado en Estados Unidos costaba mucho más el mes pasado que antes de la llegada de la pandemia de coronavirus, y ese factor, casi exclusivamente, causó el leve incremento en la inflación de septiembre.
Es culpa de la pandemia, que alteró por completo la oferta y la demanda, disparando los precios.
La buena noticia es que los inventarios se están reabasteciendo, y los precios empiezan a bajar.
“La ley de la oferta y la demanda funcionó”, dijo Earl Stewart, propietario de una agencia Toyota en North Palm Beach, Florida. “Pienso que las cosas están volviendo a la normalidad”.
Cuando el nuevo coronavirus se abrió paso hacia la región industrial del centro-norte y el sur de Estados Unidos en marzo y abril, obligó a las automotrices a cerrar sus plantas, al igual que muchas de las concesionarias. La venta de vehículos nuevos se desplomó. Dado que se entregaban pocos autos usados a cuenta de los nuevos, y que los arrendamientos se prorrogaron, hubo una escasez de vehículos seminuevos.
Al mismo tiempo, las automotrices no producían muchos modelos de bajo costo, obligando a muchos de los compradores a recurrir al mercado de autos usados. Además, las personas que estaban recelosas de volver al transporte público terminaron comprando vehículos, muchas de ellas armadas con cheques de estímulos gubernamentales para el pago inicial.
Además, las instituciones de crédito tenían moratorias para la recuperación de vehículos, lo que redujo otra fuente de autos usados, dijo Alex Yurchenko, vicepresidente senior de ciencia de datos para Black Book, una empresa de análisis del sector automotriz que ayuda a las agencias a determinar el precio de los vehículos.
Como resultado, el precio de venta para un vehículo usado con un máximo de 10 años de antigüedad se elevó más de un 9%, de 19.800 dólares en mayo a 21.600 dólares en septiembre, informó Yurchenko.
“Es una combinación perfecta. Una demanda más elevada de lo usual y poca oferta. Simplemente se dispararon los precios”, añadió.
A las compañías automotrices les tomó más tiempo del esperado reanudar la producción tras los cierres relacionados con la pandemia en marzo, en parte debido al prolongado proceso de reinicio en algunas partes de la cadena de suministro, comentó Yurchenko.
Con pocas personas cambiando su auto usado por uno nuevo, Stewart y otros vendedores se vieron obligados a ingresar al mercado de subastas al por mayor para adquirir vehículos usados, incrementando los precios. Stewart dijo que no estaba dispuesto a hacer grandes desembolsos por miedo a perder dinero, así que su concesionaria esperó.
Ahora, la producción de autos nuevos está prácticamente de regreso a la normalidad, pero los inventarios aún no se reabastecen debido a la enorme demanda, especialmente de pickups, dijo Jeff Schuster, vicepresidente senior de LMC Automotive, una compañía consultora.
“Todo lo que han fabricado se ha vendido”, dijo.
Eso ha disparado el precio de autos nuevos a niveles históricos, dejando fuera a las personas de menos ingresos, que tienen que recurrir al mercado de autos usados. J.D. Power reportó que el precio promedio de vehículos nuevos alcanzó un máximo histórico de 35.655 dólares en septiembre.
Pero el mercado de autos usados comienza a regularizarse a medida que las personas comienzan a comprar vehículos nuevos. La venta de autos nuevos se redujo un 9,7% en el tercer trimestre, una cifra mucho mejor al desplome del 31% en el periodo de abril a junio.
“Debido a que se están vendiendo tantos autos nuevos, hay más vehículos usados a disposición, así que eso nos quita la presión de recurrir a subastas y tener que pagar de más”, dijo Stewart.
El precio promedio al por menor de autos usados ha caído en 100 dólares en lo que va de octubre en comparación con el mes previo. Yurchenko pronostica que la tendencia a la baja continúe al menos hasta fin de año, salvo algún imprevisto relacionado con el coronavirus.
En lo que va del año, la venta al por mayor de vehículos usados ha caído un 16% en los primeros nueve meses de 2019, declaró Yurchenko.
Pero él y Schuster afirman que lo más inteligente es, en la medida de lo posible, aguantar para comprar un auto usado, debido a que los precios deberán caer todavía más hacia el final del año.
“Si sólo estás comprando, yo esperaría”, dijo Schuster. “Dejaría que los inventarios se reabastecieran un poco”.