La trepidante persecución en el monte Rushmore ideada por Alfred Hitchcock para “North by Northwest” y tantas otras escenas de la era dorada de Hollywood hubieran sido imposibles sin los telones pintados. Ahora, décadas después de que desaparecieran de la “fábrica de ilusiones”, llegan a un museo.
“Art of the Hollywood Backdrop: Cinema’s Creative Legacy” abrirá al público el 20 de abril en el Museo de Arte de Boca Ratón, 70 kilómetros al norte de Miami, con una selección de 22 telones que abarcan 30 años de la Historia del cine, de 1938 a 1968.
Es la primera vez que las obras de unos artistas tan desconocidos como imprescindibles para la industria del cine a lo largo de casi 100 años, desaparecidos con el auge del rodaje en exteriores y la irrupción de la tecnología, se muestran en un museo.
Una parte del llamado “telón perfecto”, algo así como la Capilla Sixtina de este arte, el creado para “North by Northwest”, en España llamada “Con la muerte en los talones” y en otros países de habla hispana “Intriga Internacional”, da la bienvenida al visitante.
Impactado por el realismo de este monte Rushmore “de mentira”, el visitante, que a la vez siente cierta desilusión por no poder ver ahí mismo a Cary Grant y Eva Marie Saint descolgándose por las cabezas presidenciales esculpidas en la roca para escapar de sus implacables perseguidores.
Thomas A. Walsh, uno de los curadores de la exposición, dice que este arte nació como manera de suplir la falta de recursos para “estar” donde y cuando la historia de la película sucedía, pero también porque los directores cinematográficos querían “tener el control de todo” y en exteriores eso se complicaba mucho, además de engrosar el presupuesto.
Traigan el exterior al interior
Por eso, mandaron “traer el exterior al interior”. Telones de filmes tan populares como “Ben-Hur” (1959), de William Wyler, “The Sound of Music” (1965), de Robert Wise, “Seven Brides for Seven Brothers” (1954), de Stanley Donen, “An American in Paris” (1951), de Vincente Minelli, y el mencionado “North by Northwest” (1959), de Hitchcock, destacan entre los 22 seleccionados.
Hay “joyas” como un panorama de los tejados y chapiteles de Madrid bajo un cielo velazqueño, uno de los favoritos de Walsh, o una calle del centro de Sevilla con la Giralda en el fondo, de los que se desconoce si llegaron a usarse en algún filme.
Thomas A. Walsh y Karen L. Maness, curadores de la exposición, los llaman los “mistery backdrops”.
Walsh y Maness han tenido un papel clave en el salvamento de unos tesoros que estaban arrumbados en los almacenes de los grandes estudios de Hollywood y responden que sí sin dudar cuando se les pregunta si les gustaría que la exposición, que va a permanecer en Boca Ratón hasta enero del 2023, viaje después a otros lugares de Estados Unidos y del mundo. Solo esperan propuestas.
“Es milagroso que estas pinturas monumentales históricas no se hayan perdido para siempre”, dijo Irvin Lippman, director ejecutivo del Museo de Arte de Boca Ratón, quien se muestra orgulloso de ser el primer museo que los acoge.
La salvación fue posible gracias al “Backdrop Recovery Project”, una asociación entre la empresa JC Backings Corporation, que compró más de 2,000 telones a los estudios MGM en la década de los años setenta, y The Art Directors Guild Archives, un sindicato de directores artísticos y otros profesionales de la parte escénica del sétimo arte.
Lianne Coakley, hija de uno de los “teloneros”, un oficio que solía transmitirse de padres a hijos, y Thomas A. Walsh fueron, en representación de la empresa y de la organización sindical, respectivamente, los que dirigieron el proyecto.
Por su parte, la profesora asociada de la Universidad de Texas en Austin Karen L. Maness, también parte de este esfuerzo, se encarga ahora de convertir los telones en objeto de estudio o herramienta de aprendizaje, que es otro de los objetivos del proyecto.
Maness cuenta durante un recorrido por la exposición que sus alumnos aprenden la técnica y hacen reproducciones de algunos, “incluso a mayores escalas”.
Entre los interesados hay estudiantes de escenografía para cine, teatro y ópera y también creadores de videojuegos.
Un selfie en el jardín de los Trapp en Salzburgo
Una de las particularidades de estas pinturas gigantes es que se pintaron para el propio objetivo de la cámara, no para el ojo humano y de cerca se ven totalmente diferentes.
Es un estilo de pintura muy impresionista, pero encaja como fotorrealista cuando se contempla desde la distancia.
Cuando los visitantes del museo se toman “selfies” con las cámaras de sus teléfonos, la imagen resultante se ve diferente de lo que contemplan en persona en el museo.
“Estas pinturas monumentales fueron esenciales para la realización de películas durante casi un siglo y nunca fueron pensadas para que el público las viera a simple vista”, dice Leonard Maltin, crítico de cine, historiador y escritor, en un texto explicativo de la exposición.
“Art of the Hollywood Backdrop: Cinema’s Creative Legacy” incluye una Galería Educativa para dar a conocer los útiles de trabajo y las técnicas de los creadores de telones cinematográficos.
Además, los telones se muestran acompañados de videos que cuentan las historias detrás de cada una de estas obras gigantescas, así como de efectos de sonido que, entre otras cosas, recrean las condiciones atmosféricas de las escenas en la que se usaron.