El controvertido embargo de Estados Unidos a Cuba cumplió este jueves su 60 aniversario como una de las causas que explica la grave crisis que atraviesa la isla pero que, de lejos, no es la única, según los expertos.
Este entramado de leyes, en vigor desde que el presidente John F. Kennedy firmó la orden ejecutiva 3447 el 3 de febrero de 1962, restringe y complica notablemente las relaciones económicas, comerciales y financieras de Cuba con el resto del mundo.
La decisión de Kennedy, una reliquia de la Guerra Fría, se consumó en medio de las tensiones entre los dos países –separados por tan solo 150 kilómetros– tras una fallida invasión a la isla y el alineamiento de La Habana con la entonces Unión Soviética.
“Hay dos versiones: la del oficialismo, que dice que todo se debe al embargo, y la de Miami, que dice que todo es por el sistema socialista. La verdad es una combinación de las dos”, señaló Pedro Freyre, asesor de inversionistas estadounidenses en la isla.
El bloqueo, en su opinión, es “como un queso con muchos agujeros”, pues el conjunto de restricciones no impide totalmente que otros países negocien con Cuba, pero sí lo convierte en una labor complicada.
No se pueden hacer transacciones en dólares, comercializar con productos que atraviesen Estados Unidos –y que tengan un porcentaje de partes elaboradas en ese país– o utilizar el sistema financiero estadounidense.
A pesar de todo, Cuba ha tenido intercambios con al menos un centenar de países, según datos oficiales.
En el 2019 importó principalmente de España (19.2%), China (15%), Italia (6.2%) y Canadá (5.4%), según el Observatorio de Complejidad Económica del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
El embargo ha sido ampliamente criticado a nivel internacional. Las sanciones estadounidenses han sido rechazadas todos los años desde 1992 por una amplia mayoría de países en la Asamblea General de la ONU.
Una de las principales críticas, es las consecuencias del embargo en la vida diaria del cubano de a pie.
En una declaración este jueves, el Ministerio de Exteriores habló de las sanciones como un “acto genocida” sin “justificación moral” ni “legitimidad”, “el acto de guerra económica más complejo, prolongado e inhumano cometido contra cualquier nación”.
De acuerdo con estimaciones oficiales, el embargo le ha costado a Cuba casi US$ 148,000 millones (131,023 millones de euros) en pérdidas en las últimas seis décadas.
Sólo en el curso del 2019-2020 las afectaciones por el bloqueo supusieron US$ 5,570 millones (4,931 millones de euros), según los Informes de Cuba contra el Bloqueo que difundió este jueves el diario oficial Cubadebate.
“Ya suman 60 (años) de resistencia y no nos vamos a cansar de exigir el fin de una política atroz y obsoleta”, escribió el domingo en Twitter el presidente cubano Miguel Díaz-Canel.
Un problema estructural
Pero la actual crisis que atraviesa el país no se debe exclusivamente al bloqueo, de acuerdo con Carmelo Mesa-Lago, profesor emérito de Economía y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh.
“Hay una combinación de factores, pero el principal es la deficiencia del sistema cubano”, aseguró el académico, quien ha estado en contra del embargo desde los años sesenta.
Un factor de la grave crisis actual, con carestía y una elevada inflación, son las reformas económicas que introdujo el régimen comunista cubano en a principios del 2021 y que han influido en la depreciación del peso, el encarecimiento de los precios y la dolarización parcial de la economía.
Mesa-Lago, altamente reconocido entre los expertos en Cuba, ahondó en otras razones.
Entre ellas, las dificultades que atraviesa la economía de Venezuela –principal financiador de la isla–, la incapacidad del país de estabilizar su balanza comercial, el aumento de restricciones desde la Presidencia del estadounidense Donald Trump (2017-2020) y, como estocada final, la pandemia.
El Producto Bruto Interno (PBI) en el 2020 cayó en más de 10% y solo se recuperó en 0.5% durante el 2021, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
La dependencia comercial con terceros países ha sido una constante que ha golpeado como bumerán desde la caída del bloque soviético, apuntó el economista cubano.
En el 2012, en el pico de la dependencia hacia Venezuela, se rozaron los US$ 16,000 millones en ayudas, cifra que en el 2017 cayó a la mitad, señaló.
Freyre, por su parte, resaltó el efecto del endurecimiento de las sanciones de Trump. Entre las medidas más duras estuvo el impedimento para enviar remesas a la isla y que llevó al cierre de las más de 400 sucursales de la empresa Western Union.
“Trump le tiró un camión de fango a la situación y entorpeció la cosa enormemente”, criticó Freyre.
Por su parte, la historiadora de la Universidad de Florida Lillian Guerra, aseguró que “hay una hipocresía tremenda en cuanto a la política de Estados Unidos, que lo ha sentido mucho el ciudadano cubano, en especial los jóvenes”.
Un embargo contradictorio
Entre los agujeros del queso, recordando la analogía de Freyre, está el envío de alimentos y medicinas a Cuba desde Estados Unidos. El mejor ejemplo, apuntaron los analistas, es el pollo que se consume en la isla, mayoritariamente estadounidense.
Solo en el 2021, Estados Unidos duplicó sus exportaciones de pollo a Cuba, que ascendieron a US$ 253 millones, según datos del Departamento estadounidense de Agricultura.
Estas paradojas, señalaron los expertos, sirven como una muestra de las contradicciones en la política hacia la isla.
“El Partido Comunista (de Cuba) ha tenido que ser poco creativo porque Estados Unidos constantemente lo provee de una buena cantidad material (para criticar)”, lamentó Guerra.