Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, en inglés) urgieron a todos los adultos a ponerse una dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19 ante la nueva variante de esa enfermedad, denominada ómicron.
Antes de ómicron, los CDC recomendaban una dosis de refuerzo para todos los mayores de 50 años, y consideraban que aquellos entre 18 y 49 años podían ponérsela si así lo deseaban.
Ahora, sin embargo, Estados Unidos ha endurecido su recomendación y pide a todos los adultos que se pongan otra dosis de la vacuna para reforzar su sistema inmune.
En concreto, los CDC aconsejan a los adultos recibir la tercera dosis de las vacunas de Pfizer o Moderna una vez pasados seis meses desde que se les administrara la segunda.
En el caso del suero monodosis de Johnson & Johnson (Janssen), Estados Unidos recomienda una dosis de refuerzo desde dos meses después del pinchazo inicial para todos los mayores de edad.
En un comunicado, la directora de los CDC, Rochelle Walensky, consideró que la variante ómicron, identificada por primera vez en Sudáfrica, “enfatiza aún más la importancia de la vacunación, las dosis de refuerzo y los esfuerzos de prevención necesarios contra el COVID-19″.
“Los primeros datos de Sudáfrica sugieren una mayor transmisibilidad de la variante ómicron y los científicos de Estados Unidos y de todo el mundo están examinando urgentemente la eficacia de las vacunas con esa variante”, manifestó Walensky.
Además, aprovechó para pedir “encarecidamente” a los 47 millones de adultos en Estados Unidos que aún no están vacunados a que lo hagan lo “antes posible”.
También animó a los estadounidenses a que se hagan pruebas del COVID-19 si experimentan síntomas para poder detectar a la variante ómicron en el momento en el que llegue al país.
Hasta ahora, unos 196 millones de personas se han vacunado por completo en Estados Unidos, lo que representa el 59.1 % de toda la población, según los CDC.
La media de contagios diarios ha repuntado ligeramente en el país en las últimas semanas, y se encuentra ahora en 88,000 casos; mientras que la de fallecimientos mantiene su progresivo descenso, y está en torno 1,000.
Estados Unidos es el país más golpeado por la pandemia de COVID-19 con más de 777,000 fallecidos desde el marzo del 2020.