La industria del cine calibra su futuro en Las Vegas (EE.UU.) con el regreso de CinemaCon, la feria de negocios mas importante de la gran pantalla y que llega en un momento muy delicado con las salas sumidas en interrogantes por la pandemia y la creciente oferta por “streaming”.
Tras cancelar su edición de 2020 por culpa del coronavirus, la CinemaCon vuelve a la ciudad del juego y acogerá del lunes al jueves a propietarios de salas, estudios, distribuidoras y otros importantes actores empresariales del sector del cine.
La Asociación Nacional de Propietarios de Cines (NATO, en inglés), la organizadora de la Cinema-Con, ha insistido en que esta edición cumplirá con todos las medidas de seguridad por el coronavirus.
Sin embargo, la expansión de la variante delta hizo tambalear a la CinemaCon, ya que Disney, el dominador absoluto del cine en estos momentos, anunció a finales de julio que se saltaría la convención por sus dudas respecto a la situación de la pandemia.
Se temía un efecto dominó del resto de estudios, pero finalmente NATO contará en su programación con estudios de mucho peso en Hollywood como Warner Bros., Sony, Universal o Paramount.
Una crisis existencial
Tras un 2020 de puertas cerradas y cuentas ruinosas, los cines esperaban que 2021 fuera el año de la recuperación, las salas funcionando a gran capacidad gracias a las vacunas, y los “blockbuster” de nuevo en el calendario de estrenos.
No ha sido así puesto que las recaudaciones en taquilla siguen muy lejos de las cifras previas a la pandemia, los estudios no quieren arrojar sus superproducciones a un mercado muy inestable, y el modelo tradicional de exhibición está más en entredicho que nunca.
“La pandemia ha sido la mayor crisis existencial en la historia de la industria del cine”, afirmó el viernes a la revista The Hollywood Reporter el presidente de NATO, John Fithian.
La situación excepcional de la pandemia hizo que los estudios recurrieran a medidas de emergencia que alteraron las anteriormente sagradas ventanas de distribución, que es el plazo que va de la exhibición en salas a la llegada de las cintas a los hogares.
Así, muchas películas se estrenaron directamente en internet, estudios como Warner Bros. recurrieron a lanzamientos híbridos en salas y plataformas (HBO Max, en este caso) y otros como Disney ofrecieron películas por “streaming” pero con un acceso premium (“Black Widow”, por ejemplo, costaba 30 dólares adicionales para los usuarios de Disney+).
Todas estas ideas han servido para aliviar algo la descomunal crisis de Hollywood.
Pero la pregunta que todo el mundo se hace ahora, y que seguro se debatirá en CinemaCon, es si este modelo ha sido solo un parche por el coronavirus o si ha llegado para quedarse.
“Creemos que estos son modelos para la época de la pandemia (...). Deberíamos volver a los modelos normales de estreno ya”, opinó Fithian, que como representante de los cines en EE.UU. no quiere ni oír hablar de un futuro en el que se acabe la exclusividad y primacía de las salas.
Tampoco entre los defensores de un Hollywood más orientado al “streaming” son días de vino y rosas.
Ahí está el ejemplo de Disney, que se verá en los juzgados nada menos que con Scarlett Johansson por el reparto de beneficios de “Black Widow” en un claro antecedente de los pleitos que pueden surgir por el dinero que llega por el mercado digital.
Las respuestas a todos estos dilemas de Hollywood son complejas y muy difíciles de prever, pero quizá algunas de ellas se conozcan en los próximos días en CinemaCon.