Más de la mitad de todos los estadounidenses están al menos parcialmente vacunados y los casos de COVID siguen a la baja. Pareciera que la pandemia finalmente podría estar llegando a su fin, al menos en Estados Unidos.
Pero estas atractivas cifras solo cuentan una parte de la historia. Si bien una gran porción del país está liberándose de los tapabocas y el distanciamiento social, zonas subvacunadas de EE.UU. amenazan con traer el virus de vuelta.
En al menos 482 condados, menos del 25% de la población está completamente vacunada, según un análisis de datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades realizado por Bloomberg News. Estas cifras son importantes porque los virus no se propagan a nivel nacional o estatal, sino entre amigos, familiares y vecinos.
Ahora que cobran fuerza versiones más contagiosas del virus como la variante delta, los focos que registran niveles de subvacunación crean oportunidades para que el COVID se propague más y mute.
Ya hemos visto esto antes. En el año 2000, la Organización Mundial de la Salud declaró que se había erradicado el sarampión de EE.UU. Sin embargo, en 2014, aparecieron más de 600 casos. ¿Por qué? Resulta que, si bien las tasas nacionales de vacunación contra el sarampión no habían cambiado significativamente en más de una década, las tasas de inoculación en las comunidades afectadas por los brotes habían caído por debajo de la media nacional, y del umbral necesario para evitar que el sarampión se propague.
Para el año 2019, EE.UU. hacía frente al mayor brote de sarampión de años recientes, con más de 1.200 casos.
El análisis de Bloomberg reveló algunos patrones entre los focos. Muchos de los condados son más rurales y tienen menos ventajas económicas que el resto de EE.UU. La mayoría de sus votantes en las últimas elecciones presidenciales eligieron a Donald Trump, quien minimizó a sus propios científicos que lideraban la lucha contra el COVID. Pero el escepticismo frente a la vacuna es matizado y personal, por lo que es poco probable que un detalle demográfico explique la cantidad de razones por las que alguien podría sentir dudas sobre la vacuna.
De cualquier forma que se analice, mientras existan tantos focos de escepticismo, es poco probable que se erradique el COVID.
“Antes de que comenzara esta pandemia, no pensaba que debíamos ignorar el problema”, dice Maimuna Majumder, investigadora de informática de la salud en Boston Children’s Hospital. “Creo que ahora es aún más importante”.