El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reconoció este sábado que se siente “frustrado” por las tensiones dentro de su partido, pero consideró que eso es parte de gobernar y aseguró que peleará hasta el final para aprobar su agenda económica en el Congreso.
“Todo el mundo está frustrado. Eso es parte de gobernar, estar frustrado”, dijo el mandatario en declaraciones a la prensa antes de partir hacia su casa en Wilmington (Delaware), donde pasará el fin de semana.
Biden, sin embargo, volvió a mostrarse convencido de que los sectores izquierdista y centrista de su partido lograrán ponerse de acuerdo para aprobar los dos grandes ejes de su agenda: el plan de infraestructuras de US$ 1.2 billones y el paquete de gasto social que, en principio, está valorado en US$ 3.5 billones.
“No hay razón por la que no podamos aprobar esas dos leyes”, afirmó Biden, quien también dijo: “Creo que podemos conseguirlo”.
Ante las preguntas de la prensa, el mandatario se describió como una persona “realista” y recordó que conoce bien el Congreso porque durante 36 años representó en el Senado al estado de Delaware. “Estuve en el Senado durante años. Sé cómo las leyes se hacen”, aseveró.
Biden consideró que su agenda tiene el apoyo del pueblo estadounidense y dijo que la semana próxima viajará por EE.UU. para promover los diferentes programas que quiere aprobar, desde una expansión de la cobertura sanitaria y de la educación pública hasta ayudas para las familias con menores ingresos.
“Creo que, cuando el pueblo estadounidense sepa lo que está dentro (de esas leyes), entonces lograremos sacarlo adelante”, argumentó el presidente.
El gobernante se reunió este viernes con los demócratas en el Congreso a puerta cerrada y, aunque no se llegó a un acuerdo, la cita sirvió para dar más tiempo al partido para seguir debatiendo.
El sector centrista había presionado al liderazgo demócrata para que el jueves la Cámara de Representantes aprobara el plan de infraestructuras de Biden de US$ 1.2 billones; pero los progresistas se rebelaron y amenazaron con tumbarlo si no se llegaban a compromisos concretos sobre el plan social.
Ese paquete, que contiene las grandes políticas sociales de Biden, aún no ha sido aprobado por ninguna de las cámaras y su contenido es lo que está ahora mismo provocando tensiones dentro del partido.
Una de las grandes cuestiones es la cantidad de fondos que se destinará a ese plan social, en el que los progresistas querían invertir entre US$ 6 y US$ 10 billones, pero que ahora mismo está valorado en US$ 3.5 billones, una cifra aún alta para algunos centristas.
En el encuentro con su partido, Biden habló sobre la posibilidad de rebajar la cifra a entre US$ 1.9 y US$ 2.3 billones, dijeron al diario Político varias fuentes que estuvieron en la reunión.
La guerra interna dentro del partido demócrata se produce en momento en el que el nivel de aprobación de Biden ha bajado en las encuestas y cuando queda poco más de un año para las elecciones legislativas de noviembre 2022, en las que los demócratas podían perder la estrecha mayoría que tienen en el Senado y la Cámara Baja.
En un comunicado, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, indicó este sábado que Biden seguirá inmerso en las negociaciones mientras pasa el fin de semana en Delaware y adelantó que la semana próxima volverá a reunirse con miembros de su partido.