Los bancos de Wall Street están intensificando los preparativos para la retirada del estímulo pandémico de la Reserva Federal (Fed) con el objetivo de asegurarse de que son capaces de manejar los picos de volatilidad del mercado, ayudar a los clientes a gestionar sus riesgos y, al mismo tiempo, obtener beneficios.
Se espera que la Reserva Federal anuncie formalmente el miércoles que empezará a reducir sus compras mensuales de bonos, y los equipos de ventas y operaciones están atentos a los clientes preocupados por las ramificaciones para sus carteras y las implicaciones a más largo plazo del aumento de las tasas y de la inflación, dijeron varios banqueros de alto nivel.
“Este es el tema más importante en sus mentes. La gente tiene que renovar sus carteras y cubrir su riesgo”, dijo el jefe de negociación de renta fija, divisas y materias primas (FICC) de un gran banco mundial, hablando en condición de anonimato.
El previsible aumento de la volatilidad ofrece a las mesas de operaciones la oportunidad de obtener beneficios ayudando a los clientes a comprar y vender activos, siempre que el diferencial entre ofertas y demandas no sea tan amplio, un escenario que, según los banqueros, es poco probable porque la Fed ha advertido ampliamente de sus intenciones.
Sin embargo, en las últimas semanas los bancos han estado realizando simulaciones para asegurarse de que sus sistemas puedan manejar fases de volatilidad similares a los del 2013 en el llamado “taper tantrum”, cuando una decisión similar pero inesperada de la Fed generó una enorme conmoción en los mercados, según tres fuentes.
“Nadie quiere ver mercados dislocados. Si eso ocurre, es malo para los clientes y para el sector, porque los volúmenes se agotan”, dijo una de las fuentes.
Si bien este tipo de planes de contingencia no es inusual en torno a grandes acontecimientos, subraya la profunda preocupación que existe en Wall Street sobre cómo reaccionarán los mercados cuando la Fed deje de inyectar liquidez en los mercados de capitales.
El mercado de bonos del Tesoro de Estados Unidos ya está experimentando problemas de liquidez que podrían extenderse, según advirtió Bank of America en un informe el lunes.
El banco central ha estado comprando bonos respaldados por el gobierno desde marzo del 2020, añadiendo US$ 4 billones a su balance, como parte de una respuesta de emergencia a la pandemia de COVID-19.
La estrategia fue diseñada para estabilizar los mercados financieros y garantizar que las empresas y otros prestatarios tuvieran suficiente acceso al capital. Tuvo éxito, pero también dio lugar a niveles de liquidez sin precedentes, ayudando a los operadores de acciones y bonos a disfrutar de su período más rentable desde la crisis financiera de 2007-2009 y llevando a niveles récord de adquisiciones y salidas a bolsa.
Los altos cargos de la banca se enfrentan ahora a cómo reaccionarán los mercados cuando se retire ese estímulo y lo que eso significa para sus instituciones.
La reducción del estímulo por parte de la Reserva Federal tiene el potencial de eliminar parte de la “espuma” del mercado”, dijo Paul Colone, socio gerente de Alantra, un banco de inversión global con sede en Estados Unidos.
La mayoría de los banqueros, sin embargo, no esperan que se repita lo del 2013, cuando la Fed empezó a retirar los estímulos que había introducido a raíz de la crisis financiera mundial del 2007-2009.