Las autoridades de la Reserva Federal (Fed) encargadas de guiar la economía en su peor colapso en un siglo discreparon esta semana sobre qué esperar en los próximos meses, con ideas de una recuperación inesperadamente rápida que compiten con las advertencias de un resurgimiento del coronavirus y un padecimiento económico cada vez mayor.
La política monetaria del banco central ya ha tomado un rumbo laxo y de respaldo, y en general, al menos es poco probable que cambie mucho en los próximos años.
Pero en una serie de comentarios públicos, los funcionarios del banco central ofrecieron puntos de vista diferentes sobre cuánto tiempo le llevará a la economía estadounidense recuperarse de la crisis provocada por la pandemia.
El presidente de la Fed de Boston, Eric Rosengren, y su par de la Fed de Chicago, Charles Evans, ofrecieron opiniones sombrías sobre las perspectivas económicas y dijeron que el Congreso necesita promulgar más estímulos fiscales.
Pero el jefe de la Fed de St. Louis, James Bullard, entregó una visión optimista sobre la recuperación y el de la Fed de Richmond, Thomas Barkin, dijo que no creía que el banco central estuviera muy lejos de su meta de inflación de 2%.
Los comentarios se producen cuando el jefe de la Fed, Jerome Powell, dio el jueves el último de los tres testimonios ante el Congreso esta semana, y volvió a enfatizar la necesidad de más apoyo fiscal. Advirtió del riesgo de que a medida que los hogares gastan los últimos cheques de estímulo y beneficios de desempleo habrá un recorte en el gasto y algunos perderían sus viviendas.
Rosengren, quien se autoidentificó esta semana como uno de los miembros más pesimistas del panel del organismo que fija la política monetaria, reiteró el jueves que espera un resurgimiento de las infecciones por coronavirus en el otoño y el invierno boreal, una opinión que no es inusual entre los epidemiólogos.
Rosengren dijo que la economía está lejos de los objetivos de la Fed de pleno empleo y una inflación de 2%, y que las tasas de interés se mantendrán bajas durante varios años, puntos de vista compartidos por la mayoría de las autoridades del banco desde la reunión de política monetaria de la semana pasada.
Al igual que la mayoría de sus colegas, Rosengren nuevamente afirmó que el Congreso debe brindar más ayuda fiscal para ayudar a superar la crisis a los consumidores de bajos a medianos ingresos, las pequeñas empresas y gobiernos estatales y locales.
“Estoy muy preocupado de que estemos muy lejos de lo que creemos que es el pleno empleo y creo que habrá dificultades importantes para alcanzarlos rápidamente”, dijo a Yahoo Finance.
Bullard rechazó pronósticos tan pesimistas el jueves, diciendo que pensaba que era poco probable que las tasas de mortalidad por COVID-19 “alcanzaran el nivel de marzo y abril”, una opinión que los epidemiólogos también comparten ampliamente, pese a que les preocupa un aumento en los casos y muertes en los próximos meses.
La mejoría de los tratamientos y una mayor vigilancia entre las personas de alto riesgo deberían permitir que continúe la recuperación económica, según Bullard.
La Fed dijo la semana pasada que las tasas de interés permanecerían cerca de cero hasta que la economía alcance el nivel de pleno empleo y la inflación llegue al objetivo de 2% y esté en camino de mantenerse moderadamente por encima de esa meta por algún tiempo.
El banco central podría alcanzar esa meta de inflación el próximo año, dijo Bullard, un pronóstico más agresivo que el de la mayoría de sus colegas. Evans, quien habló el jueves por tercera vez esta semana, aseguró que espera que la inflación alcance el 2% para fines del 2023.
Barkin, de la Fed de Richmond, concordó en que el nuevo enfoque podría ayudar a aumentar moderadamente la inflación y dijo que no creía que la Fed estuviera demasiado lejos de su objetivo de 2%.
“Con el redondeo, incluso se podría marcar como en el objetivo”, afirmó Barkin, y agregó que también se habría sentido cómodo con un rango de 1.5% a 2.5%.
Republicanos y demócratas no han aprobado nueva ayuda desde su paquete de marzo de US$ 2.3 billones, al que se le atribuye haber ayudado a evitar pérdidas de empleos y bancarrotas aún peores.
Pero un legislador clave dijo el jueves que los demócratas en la Cámara baja trabajan en un plan de US$ 2.2 billones que podría votarse la próxima semana.