Estados Unidos está dispuesto a “remover cielo y tierra” para que Ucrania gane la guerra contra Rusia, afirmó el jefe del Pentágono durante una reunión con sus homólogos aliados en Alemania, en tanto el jefe de la ONU reclamó en Moscú corredores humanitarios para los civiles ucranianos.
“Ucrania cree claramente que puede ganar, al igual que todo el mundo aquí”, declaró el secretario estadounidense de Defensa, Lloyd Austin, en la apertura de esta reunión en la base estadounidense de Ramstein, destinada a acelerar el suministro de equipamientos militares que Ucrania reclama para repeler la invasión lanzada por Rusia el 24 de febrero.
“Seguiremos removiendo cielo y tierra para poder satisfacer” los deseos de Ucrania, añadió el ministro, que el domingo visitó Kiev junto al secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken.
A partir de ahora, indicó al finalizar el cónclave, este tipo de reunión se celebrará mensualmente, a fin de evaluar las necesidades de defensa de Ucrania.
Las fuerzas ucranianas lograron repeler la ofensiva rusa contra la capital, Kiev, pero las tropas rusas avanzan lentamente en el sur y en la región de Donbás (este), parcialmente controlada por los separatistas prorrusos desde el 2014.
Estados Unidos, Reino Unido, Francia y República Checa se negaron inicialmente a suministrar armas ofensivas a Kiev, pero cambiaron su postura.
Incluso Alemania prevé enviar tanques de tipo “Gepard”, especializados en la defensa antiaérea, indicó una fuente gubernamental germana.
A más largo plazo, “queremos ver a Rusia debilitada hasta tal punto que no pueda hacer cosas como la invasión de Ucrania”, afirmó Austin el lunes.
Guterres pide en Moscú alto el fuego
Las negociaciones entre Rusia y Ucrania parecen más estancadas que nunca. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, visitó Moscú este martes, en su primer viaje a la capital rusa desde que empezó el conflicto.
“Propuse la creación de un grupo de contacto que reúna a Rusia, Ucrania y Naciones Unidas para buscar las posibilidades de apertura de corredores humanitarios”, declaró Guterres en una rueda de prensa junto al jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov.
“Es urgente” crear esos corredores de evacuación de civiles “realmente seguros y eficaces”, agregó.
Lavrov aseguró que Rusia está “dispuesta a cooperar con nuestros colegas de la ONU para aliviar el sufrimiento de la población civil”.
Asimismo, Guterres afirmó que la ONU está “dispuesta a movilizar plenamente sus recursos humanos y logísticos para ayudar a salvar vidas en Mariúpol”, la ciudad portuaria del sureste devastada por los bombardeos desde inicios de marzo.
Las fuerzas rusas continúan bombardeando el gran complejo metalúrgico Azovstal, donde se atrincheraron los últimos resistentes, dijo en Facebook el gobernador Kirilenko.
Según Kiev, unos 100,000 civiles se hallan atrapados en Mariúpol.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y el ruso, Vladimir Putin, hablaron por teléfono, y el mandatario ruso recalcó que “las autoridades de Kiev deben asumir su responsabilidad política y, guiados por principios humanitarios, instar [a los combatientes] a entregar las armas”, según el Kremlin.
El conflicto ha forzado ya a casi 13 millones de ucranianos a dejar sus hogares, de los cuales más de cinco millones se fueron del país, según las últimas cifras de la ONU.
La organización calculó este martes que el número de refugiados ucranianos que huyen del país podría alcanzar los 8.3 millones y duplicó a US$ 2,250 millones su pedido de ayuda humanitaria de emergencia para Ucrania.
La alcaldía de Kiev empezó a demoler el martes un monumento de la era soviética que ensalza la amistad entre Rusia y Ucrania.
Situación complicada
En el frente del Donbás la situación es complicada para las tropas ucranianas. “En el plano de la moral, la situación es complicada. No es todo rosa”, dijo Irina Ribakova, oficial de prensa de la 93ª brigada ucraniana.
Varias localidades como Izium y Kreminna cayeron en las dos últimas semanas y el ejército ruso sigue ganando terreno, reducto a reducto, en tanto los ucranianos se esfuerzan por limitar ese avance.
Tanto en el Donbás como en el sur, “el enemigo efectúa bombardeos contra posiciones de nuestras tropas a lo largo de toda la línea del frente con morteros, artillería y lanza-cohetes múltiples”, indicó el martes el Ministerio de Defensa ucraniano.
En la región de Lugansk, la ciudad de Popsana sigue bajo ataque. Allí se hallaron recientemente tres muertos entre los escombros de un edificio de viviendas, dijo el martes el gobernador regional, Sergiy Gaidai. Y en Donetsk, al menos dos civiles murieron y seis fueron heridos en varios municipios, indicó su gobernador, Pavlo Kyrylenko.
En el sur, dos misiles rusos impactaron el martes por la mañana en la ciudad de Zaporiyia, causando al menos un muerto y un herido, informó la administración regional.
La ciudad -donde se refugiaron muchos civiles que huyeron de Mariúpol y de localidades del Donbás- se prepara ahora para un ataque de las fuerzas rusas desde la costa, según el Ministerio ucraniano de Defensa.
Preocupación en Moldavia
La amenaza de que el conflicto se expanda persiste, sobre todo a Moldavia, en la frontera sur de Ucrania.
La presidenta moldava, Maia Sandu, reunió a su consejo de seguridad nacional tras varias explosiones en la región separatista prorrusa de Transnistria.
“Instamos a nuestros conciudadanos a mantener la calma”, declaró la presidenta moldava, denunciando un “intento para hacer que aumenten las tensiones”.
“Rusia quiere desestabilizar la región de Transnistria”, tuiteó por su lado el consejero de la presidencia ucraniana, Mijailo Podoliak.