Las restricciones financieras impuestas a Rusia han centrado la atención en las criptomonedas. ¿Podría el Gobierno ruso, o los funcionarios sancionados, usar activos digitales para ocultar y mover su riqueza, restando fuerza a los esfuerzos para castigar al régimen del presidente Vládimir Putin por su sangrienta guerra en Ucrania?
Así son las cosas: la actividad criptográfica ilícita global ascendió a US$ 14,000 millones en el 2021, o aproximadamente 0.015% del producto bruto interno (PBI) mundial, según la firma de análisis Chainalysis. Las exportaciones de Rusia ascendieron a más de US$ 500,000 millones en el 2021, un volumen de transacciones que supera con creces lo que pueden manejar incluso las criptomonedas más grandes y líquidas, como bitcóin.
Además, la actividad en la mayoría de las cadenas de bloques deja un registro público permanente. Cualquier violación de sanciones significativa impulsada por el Estado se destacaría de inmediato, alertando a las autoridades y amenazando con consecuencias indeseables para todos los involucrados.
Dicho esto, todavía hay margen para evasiones a menor escala. Supongamos, por ejemplo, que un ruso sancionado quisiera sacar unos pocos millones de dólares en rublos fuera del país. Tendría que comprar activos digitales en Rusia y luego vender esos activos por moneda fiduciaria utilizable en el país donde los fondos deben ir, todo sin que las autoridades supieran de quién es realmente el dinero.
El primer paso sería fácil: convertir rublos en criptomonedas en uno de los varios mercados accesibles que operan en Moscú. El siguiente paso sería ocultar aún más de dónde provienen los fondos, tal vez a través del mercado de rápido crecimiento de tokens no fungibles, donde no se requiere que los mercados identifiquen a los usuarios o informen actividades sospechosas.
Una vez que los fondos parezcan lo suficientemente legítimos, podían convertirse en dólares en un mercado de cifrado establecido y depositarse en la cuenta de una entidad que la persona sancionada controla de forma anónima.
Sin embargo, dicho lavado conlleva un riesgo considerable. A diferencia de un billete, un token criptográfico retiene las huellas digitales de todos los que lo han tenido.
Aunque cada uno de esos tenedores se identifica solo por una dirección alfanumérica, los organismos de seguridad, con la ayuda de mercados cada vez más cooperativos, están constantemente mejorando su capacidad para reconocer direcciones relacionadas con el crimen y conectarlas con personas. Esto permite a las autoridades confiscar fondos robados y atrapar a personas incluso años después del hecho.
En el caso de Rusia, las autoridades ya han tomado medidas para confundir a los posibles evasores de sanciones. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha tomado medidas enérgicas contra dos bolsas, Suex y Chatex, populares entre los lavadores de dinero, junto con una larga lista de direcciones asociadas.
El departamento ha alertado a los mercados de criptomonedas y otras instituciones financieras para que identifiquen ciertas transacciones sospechosas, con la amenaza implícita de multas por no informar. Y el presidente Joe Biden ha establecido un grupo de trabajo especial, llamado KleptoCapture, para identificar y confiscar los activos de rusos sancionados.
Se puede hacer más. Los funcionarios pueden sancionar otros mercados y direcciones relacionados con el lavado. Pueden requerir una gama más amplia de intermediarios, incluidos los mercados de tokens no fungibles y las plataformas criptográficas descentralizadas, para saber con quién están haciendo negocios e informar sobre transacciones sospechosas.
Estados Unidos, en particular, tiene que ponerse al día en lo que respecta a la transparencia financiera, por ejemplo, al establecer un registro genuinamente público de propiedad corporativa y arrojar luz sobre los fideicomisos dudosos. Eventualmente, las criptomonedas podrían volverse aún más transparentes que el sistema bancario tradicional, si suficientes plataformas y aplicaciones exigieran identificación cuando fuera apropiado.
El esfuerzo por hacer cumplir las sanciones contra Rusia brinda una oportunidad: si los responsables de políticas toman medidas inmediatas para evitar que Putin y aquellos que lo apoyan conviertan las criptomonedas en un refugio para el dinero que quieren ocultar, también harán la vida más difícil para los delincuentes en general.