El cambio gradual de Venezuela con el uso del dólar está ampliando la desigualdad de salarios entre los trabajadores del sector público y privado, debido a que aquellos que reciben sueldos en moneda extranjera tienen un mayor poder adquisitivo, mientras que otros enfrentan precios prohibitivos, dijeron empleados, jubilados y economistas.
Las transacciones en divisas aumentaron en el país luego que el gobierno del ilegítimo presidente Nicolás Maduro flexibilizó los controles a la economía en el 2019, una medida que ha dado algo de oxígeno a algunas empresas, pero que aún no garantiza una recuperación total de las actividades económicas, tras ocho años de colapso y una inflación anual de 222%, según datos oficiales.
Los trabajadores del sector público son los más afectados por el giro de la política económica del gobierno, debido a que sus sueldos son pagados en la moneda local, el bolívar, y los aumentos son esporádicos. En el sector privado, al menos el 63% de los salarios se pagan en divisas, según cálculos del Observatorio Venezolano de Finanzas.
“Venimos sufriendo de malos salarios desde hace algún tiempo”, dijo Seyyer Chacón, un enfermero de 43 años que se desempeña en un hospital en San Cristóbal, capital del fronterizo estado Táchira, que padece frecuentes fallas de luz. “No gano lo suficiente como para hacerle el cambio de aceite a mi auto”, agregó el trabajador que devenga unos 250 bolívares al mes, lo que equivale a US$ 55.
Los bajos salarios tienen un efecto dominó, y los empleados y jubilados del sector público protestan semanalmente para exigir remuneraciones más altas cerca de oficinas gubernamentales en varias ciudades del país.
En el primer trimestre del año hubo 700 protestas laborales, 27% más que en igual período del 2021, según el organismo no gubernamental Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.
“La hiperinflación que derivó en las mayores transacciones en dólares y que ha permitido una leve recuperación en algunas actividades, profundizó las diferencias entre los salarios del sector privado y del sector público”, dijo Omar Zambrano, economista y director de la firma local Anova Policy.
“Todo se dolarizó, menos el sector público que no genera suficientes divisas y con casi dos millones de empleados no puede pagar mayores sueldos”, agregó.
Una respuesta limitada del gobierno ha empujado a algunos empleados a dejar sus trabajos, dijeron tres sindicalistas que pidieron mantener sus nombres en reserva, y quienes agregaron que los retiros de personal han impactado en la prestación de servicios básicos y en las operaciones de las empresas estatales, incluida la petrolera PDVSA, ya golpeadas por años de desinversión, mala gestión y sanciones estadounidenses.
Los ministerios de Comunicación y del Trabajo no respondieron a solicitudes de comentarios. En días pasados, la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, dijo que en la medida que se garantizan más ingresos al país, se mejora el bienestar de los trabajadores.
El salario no es suficiente
En Venezuela, los empleados del sector público ganan el equivalente a entre US$ 30 y US$ 100, de acuerdo con las últimas revisiones salariales del gobierno. Mientras, en el sector privado sus empleados devengan entre un mínimo de US$ 106 y un máximo de US$ 247 mensuales, calculó en abril el Observatorio Venezolano de Finanzas.
Por los bajos sueldos, Ramona Franco, una maestra de 59 años, dejó su cargo de docente en una escuela pública en Maracaibo, capital del estado Zulia, otrora rico estado petrolero, y ahora subsiste con la venta de almuerzos en su casa al costo de 1 dólar cada comida.
“Años atrás ser maestro en Venezuela era una oportunidad para crecer porque los salarios daban para vivir, pero actualmente es ilógico que el sueldo de un maestro no alcance para un kilo de queso”, agregó Franco cuyo sueldo era de unos US$ 15 con 19 años de experiencia en la docencia.
Un monto que está muy alejado del costo de la canasta básica de alimentos que ronda los US$ 300.
Desde hace dos meses Hernando González, de 23 años, trabaja como mesero en un restaurante de Maracaibo, y al mes su salario ronda los US$ 100. Antes de trabajar en el negocio hacía repartos a domicilio en bicicleta, pero la ganancia era intermitente y optó por buscar un empleo fijo.
“Para nadie es un secreto la situación económica de este país, así que el pago trato de alargarlo lo más que pueda para alimentos, y lo que necesita mi hijo de un año”, agregó González quien recibe un sueldo mixto, en bolívares y dólares, y aún usa la bicicleta para ir a su trabajo.
Mientras, los pensionados, que aportaron por años al sistema de seguridad social, reciben al mes el equivalente a US$ 30, un monto que fija el Estado, y que es igual al salario mínimo.
“Coticé 35 años al seguro social y la pensión se me va en comprar las medicinas”, dijo Alis Moreno, de 67 años, durante una protesta de pensionados frente a la sede del Ministerio del Trabajo, en Caracas.
“Me sentía clase media, ahora pido limosnas para sobrevivir”, añadió Moreno, que para percibir algo más de dinero vende caramelos en el metro de Caracas y gana por sus ventas entre US$ 2.5 y US$ 5 al día.