La economía de China sufrió un golpe el mes pasado debido a la actual caída del mercado inmobiliario y los brotes esporádicos de covid, lo que llevó a los economistas a advertir que las recientes medidas de relajación podrían no ser suficientes para estabilizar el crecimiento.
Tanto las ventas de propiedades residenciales como la superficie de nuevas viviendas iniciadas por los promotores inmobiliarios cayeron alrededor de un 20% con respecto al año anterior, lo que redujo el ritmo del gasto de inversión global en la economía. El crecimiento de las ventas menoristas se debilitó al 3.9% en noviembre, debido a que la gente se quedó en casa ante los nuevos brotes del virus.
Los datos ponen de manifiesto el desafío al que se enfrenta Pekín en su intento de estabilizar la segunda economía del mundo sin renunciar a su campaña de reducción del nivel de endeudamiento en el vasto sector inmobiliario. La aparición de la variante ómicron del coronavirus es una amenaza añadida para la economía a medida que China endurece las restricciones para hacer frente a los brotes.
Pekín cambió recientemente su enfoque a la estabilización del crecimiento, con el banco central relajando la política monetaria y el Partido Comunista ordenando más gasto fiscal a principios del 2022. Los economistas dicen que pueden ser necesarias más medidas de estímulo.
“La demanda en el lado de la inversión ha sido extremadamente débil y necesitamos ver más medidas de flexibilización”, dijo Helen Qiao, economista jefe para la Gran China de BofA Global Research, en una entrevista en Bloomberg TV. Las políticas actuales “no son lo suficientemente agresivas para superar toda esta presión a la baja”, añadió.
El cambio de política de China contrasta con el de Estados Unidos, donde la Reserva Federal se dispone a acelerar el ritmo de la reducción de las compras de activos el miércoles como paso previo al primer aumento de tasas de interés desde el 2018. Los responsables de la política monetaria de ese país están tratando de frenar la mayor inflación en casi 40 años, mientras que en China, el repunte de los precios al consumidor ha sido relativamente suave.
La producción industrial aumentó un 3.8% respecto al año anterior, un ligero repunte frente a octubre debido a la robusta producción de productos electrónicos y farmacéuticos. Pero el mercado inmobiliario también pesa en la industria, con una producción de productos básicos vinculados al sector, como el acero y el cemento, que cayó alrededor de un 20% interanual en noviembre.
Pekín ha dado instrucciones a los bancos para que aceleren los préstamos hipotecarios y ha indicado una cierta relajación de los controles sobre el mercado inmobiliario para apoyar una demanda “razonable” de bienes raíces. Sin embargo, la semana pasada los funcionarios mantuvieron la postura básica de que “las casas son para vivir en ellas, no para especular”, lo que sugiere que no planean ninguna relajación a gran escala de las restricciones al financiamiento de promotores como China Evergrande Group.
En algunas ciudades, “la presión a la baja sobre el mercado de la vivienda ha aumentado”, dijo a la prensa Fu Linghui, portavoz de la Oficina Nacional de Estadísticas. “Aún persisten las limitaciones derivadas de los brotes esporádicos de virus en el consumo, especialmente el consumo en persona”.
Con el sector inmobiliario aún sometido a estrictos controles, los economistas esperan que el aumento de la inversión en infraestructura del Gobierno impulse el crecimiento. Aunque Pekín ha estado alentando a los Gobiernos locales a emitir bonos para financiar nuevos proyectos, eso aún no se ha traducido en un mayor gasto.
La inversión en infraestructura disminuyó un 4.6% en noviembre con respecto al año anterior, una contracción más profunda que en octubre, según estimaciones de Goldman Sachs Group Inc.
El debilitamiento de las ventas minoristas sorprendió a los analistas, que esperaban un impulso del festival anual de compras en línea del “Día del Soltero”. El gasto en el sector de restaurantes y hostelería cayó en noviembre en términos interanuales, mientras que las ventas automotrices descendieron por quinto mes consecutivo.
China se ha enfrentado a brotes persistentes de la variante delta y esta semana registró los primeros casos de la variante ómicron más contagiosa, lo que aumenta la presión sobre las autoridades para que implementen cierres locales.