Los países pobres rechazaron en diciembre cerca de 100 millones de dosis de vacunas contra el COVID-19 donadas con una corta vida útil, dijo el jueves la ONU.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha acusado en reiteradas oportunidades a los países ricos de acaparar vacunas y de darle a los países pobres vacunas cercanas a su fecha de expiración, lo que definió como una “vergüenza moral”.
A finales de diciembre, Nigeria incineró más de un millón de dosis donadas de la vacuna AstraZeneca con una vida útil muy corta y que caducaron antes de ser usadas.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), que juega un rol logístico en la distribución de vacunas, los países se niegan a recibir vacunas con una fecha de expiración muy próxima.
En diciembre “más de cien millones de dosis fueron rechazadas”, declaró la directora de la división de suministros de la Unicef, Etleva Kadilli, ante la Comisión de Desarrollo del Parlamento Europeo.
“La mayoría de los rechazos se deben a la fecha de caducidad”, indicó.
La funcionaria explicó que los países necesitan dosis que puedan ser conservadas un tiempo para poder planificar las campañas de vacunación y para poder llegar a poblaciones que viven en zonas de difícil acceso.
En octubre y en noviembre, 15 millones de vacunas donadas por la Unión Europea fueron rechazadas por los países pobres. El 75% de estas eran vacunas de AstraZeneca cuya vida útil, una vez que fueran entregadas, era inferior a diez semanas.
En todo el mundo han sido administradas 9.400 millones de vacunas, informó el jueves el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Pero señaló que más de 90 países no han alcanzado el objetivo de vacunar a un 40% de la población para finales de 2021.
“Más de un 85% de la población africana, es decir 1.000 millones de personas, todavía no ha recibido ni una dosis”, señaló.