Muchos estudios que evalúan la precisión de las pruebas de anticuerpos para COVID-19 tuvieron graves deficiencias, mostró una revisión, ofreciendo nueva evidencia de que los exámenes de sangre son de poca ayuda para la gente que busca saber con certeza si han sido infectados.
Cochrane, una revista británica que revisa la evidencia de investigaciones para ayudar a las autoridades a adoptar mejores políticas de salud, analizó 54 estudios, en su mayoría de Asia, que buscaron medir la fiabilidad de las pruebas que pretendían mostrar si alguien había desarrollado anticuerpos contra el coronavirus.
Los estudios solían ser pequeños, no utilizaban los métodos más confiables y los resultados solían ser incompletos, dijo Cochrane en su reporte de 310 páginas.
Además, la mayoría de los examinados habían sido admitidos en un hospital, lo que no ofrece perspectivas sobre lo bien que los exámenes podían detectar los anticuerpos en la mayoría de las personas con síntomas más leves.
Hay un intenso interés en los exámenes de anticuerpos, que se ejecutan mediante un pinchazo en el dedo o una extracción de sangre desde una vena, entre las personas que buscan saber si han tenido COVID-19 o no.
Ha habido especulaciones de que un resultado positivo podría significar que la gente tiene algo de protección, al menos de manera temporal, contra una nueva infección. Tales esperanzas son poco realistas, dijo Jon Deeks, profesor de bioestadística de la Universidad de Birmingham y quien lideró la evaluación de exámenes de Cochrane.
“Mucha gente en Reino Unido está muy interesada y le gustaría saber, pero por el momento no deberían tomar decisiones basándose en los resultados de ese examen”, dijo Deeks.
En total, los investigadores de Cochrane identificaron datos de 25 pruebas comerciales de COVID-19, una fracción de los cerca de 300 exámenes que existen.
Su revisión no incluyó las pruebas ofrecidas por Roche o Abbott Laboratories, que fueron aprobadas por reguladores después del plazo de cierre del 27 de abril.
Actualizaciones del reporte de Cochrane planean incluir datos de los exámenes de ambas compañías, que ahora se venden por millones en Estados Unidos y Europa.
Si bien los estudios revisados por Cochrane mostraron que las pruebas eran mejor detectando anticuerpos contra el COVID-19 en las personas después de dos semanas o más del inicio de los síntomas, no brindaban pistas sobre lo bien que trabajan en pacientes mucho después de la infección.
Esos vacíos socavan el valor de las pruebas como herramientas en los llamados “estudios sobre seroprevalencia” para determinar qué porcentaje de personas en la población habría sido expuesto al virus.
“No sabemos qué tan bien funcionan estas pruebas después de cinco semanas, así que esa es nuestra mayor preocupación”, dijo Deeks. “En los estudios de seroprevalencia, uno está mirando más allá de eso y realmente necesitamos algunos datos que digan: ‘Qué tan bien funcionan a los tres meses, cuatro meses, cinco meses’”, agregó.