Algunos gobiernos ya buscan soluciones ante una situación de los medios escritos que reclama medidas.
Algunos gobiernos ya buscan soluciones ante una situación de los medios escritos que reclama medidas.

En medio de un confinamiento por Covid-19 cada vez más generalizado en el mundo, la mayoría de países han declarado a los medios de comunicación como un bien necesario para la población y permiten que periodistas, impresores, distribuidores y vendedores sigan trabajando bajo medidas de protección.

Según el más reciente reporte de Comscore, en una evaluación de los principales contenidos con la palabra Coronavirus o Covid-19 con mayor volumen de interacciones en Facebook, Twitter e Instagram, del 1 al 18 de marzo del 2020, los medios ocupan los primeros lugares como top publishers en todos los países analizados: Brasil, México, Argentina, Chile, Colombia y Perú, aunque este último registra el menor aumento en las búsquedas de ambas palabras (ver gráfico).

A pesar de eso, el brote del está generando efectos negativos para los medios impresos por dos vías: la disminución de la publicidad y los problemas de distribución.

La reducción de la publicidad se da principalmente porque, ante una contracción de la actividad económica como la que se está viendo con el , ese es uno de los primeros gastos que recortan las empresas. Además, los medios ya venían golpeados por el hecho de que los gigantes tecnológicos y Google concentran el 65% de anuncios digitales en el mundo, por lo que el dinero no les llega.

Fernando de Yarza, presidente de la Asociación Mundial de Periódicos y Editores (WAN-IFRA, por su sigla en inglés), los ingresos de los medios “se están desplomando”. Y esto sucede en momentos en que la prensa es más que nunca un servicio público que puede proporcionar información veraz y rigurosa.

Si no se articulan ayudas, va a ser un tsunami y una tragedia para la democracia”, subrayó Fernando de Yarza en una entrevista a El País. Esta crisis, explica, “ha ido a caer en el peor momento posible, en pleno lanzamiento de los modelos de suscripción. Se ha invertido mucho esfuerzo y se ha hecho pedagogía”, dice, pero la crisis sanitaria ha frenado el proceso.

Se necesita que se habiliten líneas de financiación para pasar esta travesía en el desierto, que va a ser muy dura”, añadió.

En Italia, por ejemplo, aunque las ventas de los diarios han aumentado cerca de 10%, sobre todo la de los periódicos locales, los anuncios casi han desaparecido debido a la crisis del Covid-19.

Por eso, el Gobierno italiano decidió dar un incentivo tributario, con el cual las empresas pueden descontar de su pago de impuestos hasta 30% de su inversión publicitaria en medios de comunicación, y a los dueños de los quioscos se les permite descontar hasta 4,000 euros (US$ 4,321) de sus tributos.

Adicionalmente, el aislamiento en el que están viviendo las comunidades hace que los medios impresos tengan menos circulación (y menos pauta), no solo porque las personas no salen a la calle a comprarlos, sino porque las restricciones a la movilidad en puertos, terminales y aeropuertos dificultan la logística de los periódicos y revistas.

En España la situación no es diferente, hace unos días las asociaciones de editores de prensa y las de radio y televisión privadas lanzaron un grito de alerta porque, pese a las audiencias disparadas y un fuerte despliegue informativo, la publicidad se ha desplomado como consecuencia del parón de la economía y las medidas de emergencia ante la crisis del coronavirus.

Sumado a eso, alrededor de la repartición de los medios impresos se ha generado el mito de que estos pueden ser un factor de contagio del virus; sin embargo, según la OMS, “la probabilidad de que una persona infectada contamine productos comerciales es baja” y la Asociación Internacional de Medios de Noticias (INMA, por su sigla en inglés) ha dado pruebas científicas de que no se puede transmitir el virus por este medio.

Por eso, periódicos como el New York Times han emitido un comunicado de tranquilidad afirmando que el ejemplar llegará siempre y no habrá riesgos para la salud. No obstante en Colombia, diarios como ADN y Publímetro, repartidos en las calles, han decidido dejar su repartición tradicional, subir el ejemplar a sus redes y en el caso del primero, circular junto con El Tiempo.

Werner Zitzmann, director de la Asociación Colombiana de Medios de Información (AMI), explicó que mientras el tráfico crece por la búsqueda de información veraz, con la publicidad está pasando todo lo contrario.

En un escenario de estancamiento económico la inversión en publicidad se reduce dramáticamente”, explicó, y agregó que para informar todo el tiempo como lo están haciendo los medios nacionales se necesita tener ingresos, por lo que le hacen un llamado al Gobierno y también a las audiencias para que apoyen y contribuyan a los medios de comunicación.

Fuentes: El País de España, La República de Colombia, La Vanguardia de España