El presidente de Gran Bretaña para la COP26, Alok Sharma, hace sus observaciones finales durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de la COP26 en Glasgow el 13 de noviembre de 2021 (Foto de Paul ELLIS / AFP).
El presidente de Gran Bretaña para la COP26, Alok Sharma, hace sus observaciones finales durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de la COP26 en Glasgow el 13 de noviembre de 2021 (Foto de Paul ELLIS / AFP).

La cumbre del clima de la , más conocida como la , ha aprobado este sábado un acuerdo determinante para mantener vivo el objetivo de limitar el calentamiento global en 1,5 grados para 2100 con respecto a los niveles preindustriales.

En un final de enorme dramatismo, el presidente de la conferencia, Alok Sharma, anunció que el Pacto Climático de Glasgow queda aprobado, después de que la India introdujese a última hora y de forma inesperada un cambio que aleja el final del carbón como fuente de energía.

El propio Sharma tuvo que interrumpir sus palabras en dos ocasiones al no poder evitar las lágrimas por la alteración y pidió disculpas por “cómo se ha desarrollado el proceso”.

La enmienda india fue aprobada por el resto de países, de forma muy reticente, para evitar que las negociaciones se rompieran y se cosechase un fracaso de dimensiones históricas.

La India consiguió que la alusión a la “eliminación progresiva” del carbón se convirtiese en una “reducción progresiva”, pese a que el texto contenía la gran novedad de aludir por primera vez a la necesidad de acabar con los combustibles fósiles, un punto que suscitó los mayores rechazos en las últimas horas de la negociación.

El acuerdo acelera la acción contra el cambio climático e insta a los países a elevar sus metas de reducción de emisiones durante esta misma década, aunque reconoce que los países tienen “responsabilidades comunes pero diferenciadas”.

El texto reconoce que limitar el calentamiento a 1,5 ºC requiere de “reducciones rápidas, profundas y sostenidas de emisiones globales de gases de efecto invernadero, incluida una reducción de emisiones de dióxido de carbono del 45% para 2030 en relación al nivel de 2010″.

Respecto a la financiación para los países en desarrollo, uno de los puntos que más divergencias ha levantado, el Pacto Climático de Glasgow urge a los estados ricos a doblar “como mínimo” su aportación para la adaptación de los países más desfavorecidos antes de 2025 respecto a los niveles de 2019.

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